Regeneración de un corazón roto
Aunque los románticos dicen que solo el tiempo puede curar un corazón roto, el equipo del proyecto CardHeal, financiado con fondos europeos, cree que la ciencia sí podría hacerlo. En el proyecto se estudia la regeneración cardíaca y su papel en la reparación de un corazón dañado no por una desagradable ruptura, sino por una enfermedad. «La regeneración cardíaca pretende utilizar la capacidad natural de regeneración del organismo, que se manifiesta sobre todo cuando somos muy jóvenes, para reparar tejido cardíaco irreversiblemente dañado», explica Eldad Tzahor(se abrirá en una nueva ventana), catedrático del Instituto Weizmann de Ciencias(se abrirá en una nueva ventana). El equipo del proyecto, que contó con el apoyo de Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana), centró su investigación en dos moléculas regenerativas: ErbB2 y agrina. «Descubrimos que estas dos señales desempeñan un papel fundamental en la promoción de la regeneración cardíaca tras una lesión miocárdica como un infarto de miocardio», añade Tzahor. ErbB2 es un gen que desempeña un papel importante en neoplasias malignas de los seres humanos, como el cáncer, y también controla el crecimiento normal del corazón antes del nacimiento. La agrina es una proteína que interviene en la formación del sistema neuromuscular durante el desarrollo embrionario, pero se desconocía su función en el corazón.
Activación y desactivación de ErbB2
Según Tzahor, el papel de ErbB2 en la regeneración cardíaca depende de si el gen está «encendido» o «apagado». «Si el gen está “encendido”, los cardiomiocitos, las células responsables de la contracción del corazón, se desdiferenciarán y dividirán —explica—. Pero cuando ErbB2 se “apaga”, entonces el cardiomiocito se rediferencia». La desdiferenciación es un mecanismo por el que las células maduras se convierten en células menos maduras, mientras que la rediferenciación se produce cuando las células desdiferenciadas maduran hasta un nivel en el que pueden ejecutar funciones específicas, momento en el que pierden su capacidad de dividirse. «Descubrimos que la activación de la señalización de ErbB2 en los cardiomiocitos durante un breve período de tiempo, de dos a tres semanas, puede promover la regeneración masiva del corazón en ratones adultos», afirma Tzahor.
Los efectos terapéuticos de Agrin
Lo que demostró el proyecto CardHeal fue que se puede despertar una maquinaria de regeneración latente, incluso en mamíferos adultos. La clave para ello podrían ser moléculas como ErbB2 y agrina. El equipo de Tzahor ha investigado los efectos terapéuticos de la proteína de la matriz agrina. Lo que descubrieron fue que, cuando se administra en corazones lesionados de ratones y cerdos, la proteína provoca una respuesta regenerativa importante. «Al demostrar la capacidad de agrina para estimular la reparación cardíaca en cerdos tras una lesión miocárdica aguda, hemos avanzado en el camino hacia su posible uso clínico en el tratamiento de regeneración cardíaca, uno de nuestros objetivos actuales», apunta Tzahor.
Tiempos apasionantes para la regeneración cardíaca
Los resultados del proyecto, que se han publicado en varias revistas científicas de prestigio, han tenido una gran aceptación en el sector. También sentaron las bases de una empresa emergente que pretende avanzar en el uso del tratamiento con agrina en pacientes con cardiopatías. Se espera que los ensayos de fase I en humanos comiencen en 2025. «Son tiempos apasionantes para el campo de la regeneración cardíaca y para mi equipo», concluye Tzahor. Dicho esto, aún quedan muchos retos por delante. En la actualidad, los investigadores trabajan para ampliar sus investigaciones y comprender mejor todo el proceso de curación del corazón tras una lesión. En consecuencia, están estudiando la «diafonía» que se produce entre todos los tipos de células cardíacas y si esta comunicación podría aprovecharse y armonizarse para la regeneración.