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Dynamics of Trust and Distrust Creation in Internet Voting

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La inquietud ante el voto por internet ilustra preocupaciones sociales mayores

En el proyecto ELECTRUST, financiado con fondos europeos, se descubrió que la confianza es un factor clave en la opinión de los personas sobre el voto por internet, un resultado que puede ayudar a establecer normas para la implantación satisfactoria de la democracia digital.

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Internet ha transformado muchos aspectos de la vida diaria, desde cómo vemos la televisión hasta cómo encontramos pareja. Así las cosas, aún no ha logrado cambiar de forma sustancial el modo en que los ciudadanos acceden a los servicios de la administración pública e interactúan con ellos. A pesar de que el voto electrónico —un proceso mediante el cual los votantes envían su papeleta a través de internet en un entorno no controlado— es viable tecnológicamente desde hace un par de decenios, aún no ha sido adoptado por muchos Gobiernos. «Los problemas de confianza constituyen el principal factor que explica gran parte de esta reticencia», comenta David Dueñas-Cid, investigador principal de ELECTRUST. El proyecto, que contó con el apoyo de las acciones Marie Skłodowska-Curie, se llevó a cabo en la Universidad Tecnológica de Gdańsk. En ELECTRUST se examinó cómo se genera y capitaliza la confianza y la desconfianza en torno a los discursos sobre el voto por internet, enmarcando en último término la opinión pública sobre la tecnología y sus promotores.

Más allá de la tecnología

Estonia es el único país en el que se utiliza el voto por internet en todas las elecciones. Algunos países, como Canadá, lo han empleado en las elecciones municipales, mientras que Francia y Panamá lo han usado para los votantes expatriados. En ELECTRUST se realizó un exhaustivo caso de estudio en Nueva Gales del Sur (Australia), donde se abandonó el uso del voto por internet tras las primeras pruebas con este proceso de participación. Los expertos en criptografía habían planteado dudas sobre la seguridad e integridad del proceso, mientras que un número inesperadamente elevado de votantes había tenido problemas técnicos con el proceso de identificación. «Esto es indicativo de uno de los principales problemas del voto por internet: el choque entre confianza y desconfianza. Los responsables lo suspendieron por temor», agrega Dueñas-Cid. Dueñas-Cid entrevistó a diversas partes interesadas, como proveedores de tecnología, administradores electorales, periodistas, políticos y activistas. El análisis preliminar destaca cómo la narrativa sobre el voto por internet adopta con flexibilidad argumentos relacionados con la confianza y la desconfianza,dos conceptos que suelen ser ajenos a la tecnología y que, más bien, están relacionados con contextos sociopolíticos más amplios y con las creencias personales.

Una guía para futuras elecciones

También se llevaron a cabo estudios de casos exploratorios sobre las diferentes formas de voto por internet adoptadas por Estonia, los Países Bajos, Noruega y Suiza. Un estudio paralelo que comparó Estonia y la provincia española de Cataluña reveló que la implantación del voto por internet en el Estado báltico seguía un proceso de arriba abajo, es decir, como una parte del sistema de gobernanza electrónica del país en pos de facilitar la participación democrática. Por el contrario, en Cataluña, el sistema de participación en línea «Decidim» evolucionó como un desarrollo de abajo arriba para fomentar un mayor compromiso ciudadano. «Nuestro planteamiento se basó en teorías sobre métodos democráticos ideales: cómo se toman las decisiones y quién las toma», explica Dueñas-Cid. «Descubrimos que el voto por internet ofrece una democracia más directa, que puede llegar a los marginados y transformar la Administración pública mediante una mayor participación ciudadana». También se encontraron paradojas curiosas entre comunidades aparentemente enfrentadas, a pesar del objetivo común de mejorar los sistemas democráticos. Por ejemplo, mientras algunos expertos alegan problemas de ciberseguridad, los votantes con discapacidad sostienen que el voto por internet permite una participación igualitaria en las elecciones. Los hallazgos del proyecto se publicarán en un libro blanco, en el que se incluirá también recomendaciones para los responsables políticos. Duenas-Cid afirma que ELECTRUST contribuye de forma inestimable a los debates sobre la ampliación del uso del voto por internet: «No abogamos necesariamente por la implantación generalizada del voto por internet, pero nuestros resultados podrían ayudar a explicar algunas de las posibles reacciones a su adopción».

Palabras clave

ELECTRUST, voto por internet, elecciones, narrativa, confianza, ciberseguridad, democrático, compromiso ciudadano

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