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¿Erradicaremos algún día el paludismo?

Gracias a campañas sanitarias coordinada, se han erradicado la viruela y la peste bovina y es posible que pronto les sigan enfermedades importantes como la poliomielitis. Sin embargo, el paludismo sigue estando muy extendido. Preguntamos a la experta Tamsin Lee si esto podría cambiar.

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«¿Para siempre? ¿Nunca jamás? No podría decir nunca jamás —afirma Lee, especialista en Sistemas Resilientes y Sostenibles para la Salud del Fondo Mundial—. Pero en un futuro previsible, no veo que el plasmodio vaya a ser erradicado». Sin embargo, lo que sí imagina es la erradicación del paludismo, que actualmente causa más de 600 000 muertes al año. «Esto requeriría intervenciones sostenidas y variadas, como mosquiteras y tratamiento, así como, tratamiento preventivo, que se adapten sistemáticamente a las circunstancias cambiantes». Desde el punto de vista epidemiológico, el paludismo es una enfermedad especialmente difícil de vencer. «El plasmodio y el sistema inmunitario humano evolucionaron juntos como el juego del gato y el ratón», explica Lee. Este parásito pernicioso tiene distintas variantes que le permiten esconderse del sistema inmunitario humano, lo que también dificulta su tratamiento y la aplicación de vacunas. La transmisión del paludismo a través de mosquitos añade más complejidades. Mitigar esta transmisión requiere controlar las enfermedades en los humanos así como en los mosquitos, si no erradicar los mosquitos por completo. Además, según Lee, estos retos son específicos de sus entornos individuales, que cambian continuamente debido al cambio climático, a cambios en la situación socioeconómica, a conflictos o a cambios en las prioridades gubernamentales y sanitarias.

Modelización de la resistencia del plasmodio

En el proyecto EstAMR, financiado con fondos europeos, Lee trabajó en simulaciones para modelizar la resistencia del plasmodio a los últimos antipalúdicos. Así se exploró la situación socioeconómica como factor agravante de la prevalencia de la farmacorresistencia, que podría surgir en lugares donde solo son asequibles los fármacos de menor calidad. Lee y su equipo también crearon un modelo espaciotemporal capaz de simular infecciones en tiempo y espacio. Con estos datos simulados, el equipo pudo identificar los centros sanitarios más propensos a la aparición de paludismo farmacorresistente. En un mundo ideal, la financiación y los recursos serían ilimitados, lo que podría cambiar las reglas del juego en la lucha contra la enfermedad, afirma Lee. «Unos recursos ilimitados cambiarían la toma de decisiones para permitir una visión a más largo plazo», añade. Esto significaría vigilar el parásito en diferentes lugares y entornos, para entender cómo se adapta, e identificar las mutaciones cuando se produzcan a fin de modificar los tratamientos o los insecticidas. Aún hay esperanza. Los científicos han desarrollado tres clases de vacunas antipalúdicas: vacunas que bloquean la transmisión de la infección entre el ser humano y el mosquito, vacunas preeritrocitarias que atacan al parásito en el hígado antes de que pase al sistema circulatorio y vacunas en fase sanguínea que reducen la cantidad de parásito que circula en un paciente. Con suficiente ingenio, recursos y una acción coordinada, el paludismo podría algún día seguir el camino de la viruela en la historia. Esta investigación se llevó a cabo con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie. Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Tamsin Lee: Modelización de la resistencia a los antimicrobianos para prevenir el paludismo

Palabras clave

EstAMR, paludismo, parásito, transmisión, vacunas, mosquitos