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Los organismos de investigación deben adaptarse para aprovechar los beneficios de la ciencia ciudadana

Las instituciones de investigación pueden aprovechar la ciencia ciudadana para impulsar la innovación y abordar mejor los problemas de la sociedad, pero es preciso hacer más para ayudarlas a adaptarse a una investigación más inclusiva.

Sociedad icon Sociedad

La participación del público o de grupos comunitarios, a menudo como voluntarios que aportan datos, observaciones o análisis que contribuyen a todo el proceso científico, ha cobrado importancia para muchas instituciones de investigación. También es útil para ayudar a acortar la brecha entre la ciencia y la sociedad. Sin embargo, las organizaciones de investigación necesitan un cambio institucional para integrar satisfactoriamente la ciencia ciudadana. Tal y como afirma el coordinador del proyecto TIME4CS, Alessio Livio Spera, director de proyectos en la Agencia para la Promoción de la Investigación Europea (APRE, por sus siglas en italiano) de Roma (Italia): «La adopción institucional de la ciencia ciudadana requiere una cultura del cambio, nuevas estructuras organizativas y nuevos modelos de gobernanza. La ciencia ciudadana se enfrenta a cierto escepticismo, cuando no a pura resistencia, por parte de los investigadores por diversos motivos. Así que no basta con promover una nueva metodología de investigación, sino que se necesita una estructura». Otro gran reto es motivar a las personas de los organismos de investigación para que tengan en cuenta la ciencia ciudadana. «Todo el concepto de ciencia ciudadana sigue siendo poco conocido en las organizaciones de investigación o se percibe como algo muy lejano a ellas», explica Spera.

Tutorías de las organizaciones de investigación

«Cambiar las estructuras y la mentalidad para ampliar la visión de los investigadores fuera de su laboratorio exige que las tutorías establezcan alianzas más sólidas con las instituciones de investigación en beneficio de ambos —señala—. Por un lado, teníamos a los “favoritos”, organizaciones de investigación experimentadas con un largo historial y conocimientos especializados en muchos proyectos de ciencia ciudadana. Por otro lado, teníamos a los “ejecutores”, organizaciones de investigación con menos experiencia pero dispuestas a integrar la ciencia ciudadana en sus propias instituciones». Incluso las organizaciones de investigación con más experiencia se beneficiaron de estas tutorías, apunta. Como parte del compromiso de la Comisión Europea con la ciencia abierta, «si se presentan dos propuestas sobre el mismo tema, la que aplique prácticas de ciencia ciudadana tiene estadísticamente más probabilidades de obtener una puntuación más alta —afirma Spera—. Así que el valor añadido de la ciencia ciudadana es real. Sin embargo, los requisitos están cambiando, e incluso las organizaciones de investigación con experiencia deben adaptarse».

Crear una comunidad para la ciencia ciudadana

Otro planteamiento fundamental es la creación de redes locales, nacionales e internacionales para reforzar la colaboración entre instituciones y grupos de ciencia ciudadana. Explica que al principio del proyecto, la idea era allanar el camino a la ciencia ciudadana, por lo que los objetivos eran más generales: aumentar los conocimientos sobre la ciencia ciudadana y los cambios institucionales y empezar a apoyar a los socios con menos experiencia. «Pero cuando el comenzamos el proyecto, nos dimos cuenta de que las cosas podían ser más grandes. Nunca pensamos que podríamos construir una comunidad tan amplia tan rápido». Spera añade: «Hemos hecho más de lo que esperábamos porque la gente estaba contenta de trabajar junta y conseguir resultados, lo que resultó ser primordial». La primera Citizen Science Helix fue creada en la plataforma Crowdhelix, basada en inteligencia artificial, y sigue alojada en ella. La plataforma fomenta la colaboración dentro de una hélice o campo compartiendo resultados y conclusiones clave en la plataforma e identificando socios y oportunidades de colaboración. La Citizen Science Helix se ha ampliado rápidamente hasta convertirse en una red de 822 expertos de 253 organizaciones de 51 países.

Recursos para institucionalizar la ciencia ciudadana

El equipo del proyecto también creó su propia base de conocimientos de código abierto, en la que reunió un gran número de recursos de formación y de otro tipo, por ejemplo, cómo desarrollar un proyecto de ciencia ciudadana, aumentar la financiación para la ciencia ciudadana y establecer un «defensor de la ciencia ciudadana» o punto de contacto institucional. Junto con el proyecto INCENTIVE, creado para establecer centros de ciencia ciudadana en organizaciones de investigación, se publicaron recomendaciones sobre lo que funciona mejor para la adopción institucional de la ciencia ciudadana. «Compartimos recursos de formación, como seminarios web, sobre temas específicos relacionados con la ciencia ciudadana, para su uso fuera de la comunidad. Los documentos del proyecto fueron enormemente populares, se descargaron miles de veces, incluso por personas ajenas al proyecto y fuera de Europa», agrega Spera. Los recursos incluían una «herramienta de reflexión» para ayudar a diseñar y aplicar una hoja de ruta para el cambio institucional. Se descargó más de setecientas veces y se probó satisfactoriamente en la Universidad de Bari Aldo Moro (Italia) durante los últimos meses del proyecto.

Palabras clave

TIME4CS, ciencia ciudadana, ciencia abierta, Crowdhelix, cambio institucional

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