Un plan para la ciudad biofílica
La biofilia se refiere a la tendencia innata del ser humano a conectar con la naturaleza, y a los beneficios que tal conexión puede reportar. Pero ¿aprovechamos plenamente los humanos nuestra afinidad natural con la naturaleza? Esa es la cuestión que plantea el equipo del proyecto BIO-POLIS, financiado con fondos europeos. «Incorporar la naturaleza a nuestro entorno puede repercutir de forma positiva en nuestro bienestar y salud mental, y sin embargo la naturaleza está sorprendentemente ausente —o al menos no se valora como es debido— en las ciudades en las que vivimos, trabajamos y pasamos la mayor parte de nuestro tiempo», afirma Deborah Lefosse(se abrirá en una nueva ventana), beneficiaria de una beca de investigación de las Acciones Marie Skłodowska-Curie(se abrirá en una nueva ventana) en la Universidad Técnica de Delft(se abrirá en una nueva ventana). Con la convicción de que las ciudades pueden ser parte de la solución, en el proyecto se pretende situar la naturaleza en el centro de la planificación urbana. «Queremos crear un modelo de ciudad biofílica, en la que la naturaleza se utilice para mejorar la salud humana, la estabilidad social y la resiliencia ante el cambio climático», añade Lefosse, coordinadora del proyecto.
El capital natural es un recurso infrautilizado para la planificación urbana
Dado que la biofilia es un campo de investigación relativamente nuevo, sobre todo en su aplicación en la urbanización, el equipo del proyecto centró gran parte de su investigación en colmar las lagunas de conocimiento existentes. «Nuestro trabajo revela que, aunque la ecologización es la estrategia más económica, ecológica y sostenible para mejorar la habitabilidad urbana, el capital natural sigue siendo un recurso muy infravalorado e infrautilizado», explica Lefosse. En el proyecto también se desarrollaron nuevas herramientas y métodos que pueden ayudar a los responsables de la toma de decisiones a comprender mejor los beneficios de la biofilia. Por ejemplo, una herramienta digital utiliza inteligencia artificial para crear mapas y escenarios de bienestar ciudadano que los planificadores urbanos pueden utilizar para explorar y visualizar cómo su ciudad podría beneficiarse de la biofilia.
Preparados para ayudar a las ciudades a alcanzar sus objetivos de desarrollo sostenible
Además de hacer avanzar la investigación y desarrollar nuevas herramientas, el equipo del BIO-POLIS hizo progresar las carreras de quienes participaron en el proyecto. Por ejemplo, en el proyecto se dio a Lefosse la oportunidad de adquirir competencias nuevas y complementarias, ampliar sus conocimientos y mejorar su empleabilidad futura. «BIO-POLIS me permitió aprender de los principales expertos y beneficiarme de sus centros de excelencia, al tiempo que conectaba con profesionales de distintas disciplinas y ampliaba mi red internacional —señala—. Como experto en creación de ciudades biofílicas, consultoría y gestión de proyectos, ahora estoy bien posicionado para ayudar a ciudades y organizaciones a alcanzar sus Objetivos de Desarrollo Sostenible(se abrirá en una nueva ventana) ».
Las ciudades biofílicas son ciudades más resilientes
En BIO-POLIS, donde se proporcionan modelos ambientales orientativos y herramientas de diseño para un urbanismo centrado en la naturaleza, está llamado a contribuir a que las ciudades sean más resilientes, habitables y sostenibles. También ha allanado el camino para una mayor investigación y educación basadas en la biofilia y para una colaboración más estrecha entre instituciones académicas y ciudades globales. «Al animar a las ciudades y a sus habitantes a reconectar con la naturaleza, nuestro trabajo ha puesto en marcha un cambio cultural que nos llevará no solo a adoptar centros urbanos biofílicos, sino también un estilo de vida biofílico que beneficie nuestro bienestar y el del planeta», concluye Lefosse. El equipo del proyecto sigue dando a conocer sus investigaciones a través de talleres y publicaciones, como los artículos publicados en «Sustainability»(se abrirá en una nueva ventana) y «Urban Sustainability»(se abrirá en una nueva ventana). También colabora con la iniciativa Feeling Nature(se abrirá en una nueva ventana) del Laboratorio de Ciudades Sensibles del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT)(se abrirá en una nueva ventana) y el Instituto de Soluciones Metropolitanas Avanzadas, con sede en Ámsterdam. Mientras que el primero pretende incluir nuevos casos de ciudades, el segundo se centra en mejorar la biodiversidad en entornos urbanos densos.