Un marco digital para combatir el fraude alimentario en toda Europa
El equipo de ALLIANCE(se abrirá en una nueva ventana) combina tecnologías de registro distribuido, sensores de internet de las cosas (IdC) y dispositivos de prueba portátiles para verificar el origen y la autenticidad de los productos alimenticios, e inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático para convertir los datos en pruebas que permitan tomar medidas preventivas. Este método integrado apoya la transición de Europa hacia sistemas alimentarios más sostenibles y fortalece la trazabilidad, la transparencia y la interoperabilidad en las cadenas alimentarias con etiquetas de calidad, como la certificación orgánica y los productos con denominación de origen protegida (DOP). «Si queremos sistemas alimentarios más seguros y transparentes, tenemos que pasar de las herramientas y bases de datos aisladas a la colaboración real», afirma Stavroula Maglavera, coordinadora de ALLIANCE e ingeniera de investigación de la Universidad de Tesalia(se abrirá en una nueva ventana) en Grecia.
Conectar las redes de integridad alimentaria de Europa
En lugar de agregar otro sistema independiente, ALLIANCE se centró en vincular herramientas y flujos de datos existentes. El marco conecta pruebas de laboratorio, sensores en la granja, seguimiento logístico y bases de datos de certificación a través de una red troncal digital segura. Este método conjunto permite detectar de forma más temprana las irregularidades y dar respuestas más rápidas ante posibles fraudes. Maglavera destaca que el impacto de ALLIANCE fue tanto humano como tecnológico. «Combatir el fraude alimentario significa generar confianza entre las personas y los sistemas», señala. «La tecnología solo funciona si funciona el ecosistema». Ese ecosistema reunió a veinticinco socios en doce países, entre ellos cooperativas de pequeños productores, laboratorios, autoridades nacionales y grandes minoristas. Para muchos, fue la primera vez que compartieron datos a través de las fronteras en tiempo real. A pesar de la complejidad, la colaboración demostró que la cooperación digital podría beneficiar a todos los actores, especialmente a los pequeños productores que a menudo carecen de acceso a herramientas avanzadas. «Reunir a tantos actores no fue fácil», añade Stavroula. «Pero la diversidad de socios nos dio una imagen realista del panorama alimentario europeo, y eso es lo que hace que los resultados sean transferibles».
De los pilotos a la política
Para probar su marco, el equipo de ALLIANCE puso en marcha siete cadenas de suministro piloto en Croacia, Francia, Grecia, Italia, Serbia y España, que abarcaban queso feta, aceite de oliva, miel, habas, pasta, patatas y frambuesas. Cada prueba piloto reflejó prácticas reales de producción e inspección, mostrando cómo las herramientas podrían mejorar la supervisión y la colaboración a lo largo de la cadena. En Italia, el seguimiento mediante cadena de bloques ayudó a verificar la autenticidad del aceite de oliva de manera más eficiente. En Francia, la espectroscopia identificó desviaciones en la calidad de la miel antes de que los productos llegaran al mercado. La prueba piloto del feta griego utilizó datos de detección mediante el IdC para monitorear las condiciones en toda la cadena de valor del queso feta e IA para realizar análisis de los datos, mejorando así el cumplimiento de los requisitos de DOP, mientras que en Serbia, el análisis con IA detectó incongruencias en el abastecimiento que permitieron tomar medidas correctivas. En conjunto, los ensayos demostraron que el marco digital de ALLIANCE puede agilizar los controles de cumplimiento y mejorar la comunicación entre productores y autoridades. Mientras tanto, los socios nacionales están explorando cómo integrar las herramientas en sus sistemas de certificación e inspección. Los participantes también señalaron que la cooperación digital ayudó a generar confianza entre los agricultores que tradicionalmente trabajan de forma aislada, proporcionando una base para la resiliencia a largo plazo. Más allá de los proyectos piloto, el equipo de ALLIANCE también ayudó a unir a la comunidad de integridad alimentaria de Europa. Se lanzó el clúster sobre fraude alimentario y autenticidad(se abrirá en una nueva ventana), que vincula doce proyectos financiados con fondos europeos para compartir modelos de datos, mejores prácticas y perspectivas políticas, y se creó la base de conocimientos digitales sobre fraude alimentario(se abrirá en una nueva ventana). El consorcio también elaboró recomendaciones alineadas con el Pacto Verde Europeo(se abrirá en una nueva ventana) que muestran cómo la colaboración digital abierta puede fortalecer la gobernanza de la seguridad alimentaria y contribuir a objetivos más amplios de sostenibilidad y agroecología. «Queríamos demostrar que Europa puede actuar como un único ecosistema digital para la integridad alimentaria, y no como veintisiete iniciativas inconexas», concluye Maglavera.
