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Urban soils as a source and sink for pollution : towards a common european methodology for the evaluation of their environmental quality as a tool for sustainable resource management

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Definir un indicador medioambiental para la calidad del suelo

Investigadores de la Universidad de Torino, en Italia, han elaborado un marco integral para definir la calidad del suelo en el medio urbano.

El suelo es un recurso natural tan importante como el agua, el aire y la biosfera, pero normalmente se le presta menos atención. La calidad del suelo se ve mermada por distintas actividades antropogénicas en pueblos y ciudades. Sin embargo, antes del proyecto URBSOIL, no existía una metodología común para ayudar a las autoridades municipales a realizar un seguimiento de las tendencias en la calidad del suelo. La idea principal del concepto desarrollado en la Universidad de Torino es la definición de un indicador denominado Calidad Medioambiental o EQ (del inglés Environmental Quality), cuyo valor indica la salud del suelo en una ubicación determinada. La EQ se determina midiendo diferentes parámetros cuantitativos del suelo y su degradación, enumerados en el conjunto de datos mínimo o MDS (del inglés Minimum Data Set). El MDS incluye también alguna información cualitativa sobre el lugar del muestreo. Una sencilla escala de clasificación permite generar una puntuación (EQ) para cada lugar. En función del valor de EQ, el lugar se cataloga como de calidad medioambiental mala (i.e. precisa remediación), media o alta. Para facilitar la implementación del marco, los científicos italianos recomiendan que cada ciudad separe varias áreas de control permanente o PMA (del inglés Permanent Monitoring Areas) dentro de las fronteras urbanas. El número de PMA necesarias depende del tamaño de la ciudad. Cada PMA debería cubrir aproximadamente 50 000 metros cuadrados y debería establecerse junto a otros equipos de monitorización (por ejemplo, con estaciones de control de la calidad del aire). A diferencia de las muestras al azar, las PMA ofrecen ventajas en cuanto a resolución temporal y espacial, además de un análisis de múltiples componentes. Hay que tener cuidado de no situar las PMA cerca de fuentes de contaminación importantes. La Universidad ha proporcionado unas pautas específicas sobre los parámetros que deben medirse y con qué frecuencia deben medirse en las PMA. El marco es sencillo y además flexible, y permite que cada ciudad defina sus propias demarcaciones de la clase de EQ. Los requisitos relativos a los datos no son abundantes, ni están sometidos a limitaciones estrictas. Además de la información que ofrece por sí mismo, el indicador de EQ puede formar parte de una herramienta mayor de apoyo a las decisiones. Se espera que estos avances contribuyan a lograr una gestión más sostenible de los recursos de la tierra.

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