De reservas de carbono a fuentes de gases de efecto invernadero
El proyecto Carbopeat («Interacciones carbono-clima-humanos en turberas tropicales: vulnerabilidades, riesgos y medidas de mitigación») se diseñó con el propósito de crear una red internacional de expertos que abordarse problemas emergentes y elaborase directrices explícitas para responsables políticos y otros interesados en lo relativo a la optimización, de manera sostenible, del carbono de las turberas tropicales. Los investigadores al cargo, con ocasión de diversas reuniones y debates, abordaron varios temas de interés, entre ellos el desarrollo de plantaciones de palmera de aceite, una de las fuentes principales de emisiones de carbono. Además, animaron al sector editorial a obtener el papel que consume de aquellos productores del sector del papel y la celulosa que siguen prácticas sostenibles. También examinaron la influencia de los incendios sobre el ciclo global del carbono y la importancia de mejorar la gestión de los recursos hídricos en lo relativo a las plantaciones. Investigaron asimismo posibles mecanismos privados de compensación y comercio de emisiones de carbono, instrumentos de mercado con los que limitar las GEI y que consisten en fijar un tope a las emisiones permitidas; los usuarios del sistema deben lograr reducciones o bien comprar el crédito excedente de otra empresa, de forma que las emisiones totales se sitúen siempre por debajo de dicho tope. Por último, evaluaron las implicaciones de los protocolos internacionales relativos a las turberas tropicales para preparar estrategias y recomendaciones normativas. Una mejor comprensión de la dinámica del carbono en las turberas tropicales resultará trascendental a la hora de calcular la tasa de incremento de las emisiones de GEI y el correspondiente cambio climático global provocado por el ser humano. El empeño de Europa por promover prácticas sostenibles no debe pasar por alto esta ingente fuente de carbono, cuya destrucción no sólo merma severamente las reservas de carbono del planeta y agudiza las emisiones de GEI, sino que también pone en peligro a numerosas especies que habitan dichas turberas tropicales. El proyecto Carbopeat contribuyó de manera significativa a ampliar los conocimientos disponibles sobre las interacciones entre el carbono, el clima y las actividades humanas en estas zonas vulnerables y proporcionó directrices de utilidad de cara a futuras políticas y negociaciones en torno a acuerdos posteriores al Protocolo de Kyoto. Se espera que sus resultados faciliten la labor de Europa por fomentar prácticas sostenibles en todo el mundo que protejan el medio ambiente en interés de las generaciones venideras. Quizás convendría seguir difundiendo el eslogan «Piensa globalmente, actúa localmente», puesto que las prácticas a escala mundial pueden tener efectos importantes a escala local.