El lado más oscuro de la privatización
Los legisladores y economistas consideran en general que la privatización de los servicios públicos acarrea una serie de ventajas para la sociedad, entre otras, mejores condiciones laborales para los empleados y mejores servicios para todos los ciudadanos. El proyecto PIQUE («Privatización de los servicios públicos y repercusión sobre la calidad, el empleo y la productividad»), financiado con fondos comunitarios, cuestionó esta creencia mediante un estudio de la privatización de la electricidad, los servicios de correos, el transporte y la sanidad en diversos países europeos. Se investigaron varios estudios de casos con el fin de analizar los efectos de la privatización en la empresa y su repercusión en el puesto de trabajo, el índice de empleo y el servicio prestado. Los estudios de casos comprendieron 185 entrevistas con responsables, sindicatos, trabajadores y otros actores implicados que giraban en torno a problemas. Es interesante comprobar que, según los resultados obtenidos, los efectos de la privatización y la liberalización sobre la competitividad fueron muy leves. Los estudios también revelaron que, sin regulación ni mercados competitivos, las empresas podían fijar las tarifas y las condiciones de servicio que desearan, creando sus propios monopolios u oligopolios particulares. Básicamente, la liberalización implicaba cambios en la propiedad, pero las obligaciones de servicio público no siempre se cumplían. A tenor de estas revelaciones, el equipo del proyecto recomendó leyes que mantuviesen la calidad y regulasen los servicios públicos en Europa. Otro motivo de preocupación es que, después de la privatización, los costes de producción se redujeron a costa de los empleados, cuyas condiciones laborales se vieron deterioradas. Las relaciones laborales también empeoraron, con consecuencias marcadamente negativas sobre el empleo y las condiciones de trabajo. Además, se observaron indicios de que estos cambios se tradujeron en la destrucción más que en la creación de empleo, favoreciendo también el trabajo a tiempo parcial en detrimento de los empleos a tiempo completo. Corroborando los temores de los empleados, el proyecto PIQUE también constató que la liberalización y la privatización generaban a menudo niveles salariales reducidos y condiciones laborales inferiores a las establecidas. Como resultado de esto, el proyecto identificó la necesidad urgente de aplicar una regulación social en los sectores liberalizados y privatizados. También arrojó dudas acerca de la viabilidad de desmantelar los servicios públicos monopólicos que suelen estar sujetos a limitaciones legislativas para ofrecer servicios efectivos a nivel nacional. Cualquier valor añadido de estos sectores liberalizados se debía mayoritariamente a la mejora de la tecnología y al crecimiento general de la economía. Mientras tanto, al parecer el aumento de la productividad se correspondía principalmente con las reducciones de puestos de trabajo. Aunque los ciudadanos se mostraban en general satisfechos con los cambios, las ventajas aportadas por las liberalizaciones y las privatizaciones no son tan prometedoras como se les hace parecer. Los resultados y recomendaciones de este proyecto constituirán un importante motivo de reflexión para los legisladores y gobiernos europeos.
