Un futuro con alimentos más seguros
Los problemas sobre seguridad alimentaria a los que se enfrentó Europa a principios de siglo favorecieron la financiación de proyectos científicos al respecto y determinaron la dirección a seguir por la investigación en los años siguientes. El proyecto financiado con fondos europeos IRFOS («Integración de la investigación europea sobre seguridad alimentaria desde los productores a los consumidores») consolidó y resaltó los resultados recientes de varios proyectos dedicados a la seguridad alimentaria en sus aspectos químico y biológico. Los científicos al cargo celebraron en 2004 en Francia un congreso determinante sobre «Integración de la investigación sobre seguridad y nutrición en la cadena alimentaria: el nuevo reto» (Integrating Safety and Nutrition Research along the Food Chain: The New Challenge). Mediante el congreso se promovieron proyectos del Quinto y Sexto Programas Marco (5PM y 6PM) y se formularon directrices sobre este ámbito útiles para nuevos proyectos del Séptimo Programa Marco (7PM). La primera sesión de las cuatro con las que contó el congreso se dedicó a los riesgos microbiológicos de la cadena alimentaria como bacterias, virus y parásitos. En ella se abordaron lagunas científicas relacionadas con la evaluación de riesgos, la microbiología de superficies y la mejora de las estadísticas de enfermedades con origen en la alimentación. En la segunda sesión el proyecto investigó fuentes de riesgo químico de la cadena alimentaria como contaminantes, ingredientes, aditivos y alimentos nuevos. Además de la labor de definición de aspectos científicos por cubrir, la investigación también dedicó esfuerzos a la resolución de retos emergentes y a tendencias sociales previstas, como por ejemplo la evolución de las dietas, los aspectos sanitarios y las necesidades que generará el envejecimiento poblacional. El debate en la tercera sesión se articuló en torno a los beneficios nutricionales y la comunicación de riesgos en la cadena alimentaria y abordó las deficiencias en la comunicación de riesgos, la descripción de la cultura alimentaria y las enfermedades relacionadas con la nutrición. En ella se dialogó sobre tendencias futuras como el aumento de la intolerancia a ciertos alimentos, la merma de la renta disponible y el incremento de las enfermedades inflamatorias. Por último, el congreso indagó en aspectos de la detección y la trazabilidad en la cadena alimenticia, es decir, todos aquellos que surgen «de la granja a la mesa». El estudio en este sentido abarcó las lagunas y la evolución de aspectos científicos y técnicos como la tecnología de la trazabilidad o la seguridad de las nanopartículas. En esta sesión se trataron temas emergentes y reemergentes como la resistencia a antibióticos, la contaminación por micotoxinas, la bionanotecnología y el impacto medioambiental. Este congreso y la publicación de su documento final (disponible en el sitio web del proyecto) han puesto de manifiesto claramente los ámbitos y los retos a los que convendrá dedicar recursos en los decenios venideros. El plan de acción propuesto contribuirá a garantizar que los retos alimentarios, las tecnologías emergentes y los posibles riesgos no cojan por sorpresa a los más mayores y las generaciones futuras.