Una red europea para aunar la investigación sobre nanomateriales
La Unión Europea surgió de la Comunidad Europea en 1993 tras la ratificación del Tratado de Maastricht. La unión es de índole económica y política y ejerce su influencia en la investigación y el desarrollo tecnológico (IDT) mediante la distribución de fondos, la cooperación internacional y la elaboración de políticas. La UE cuenta en la actualidad con veintisiete Estados miembros, entre los que se cuentan varios Nuevos Estados Independientes pertenecientes anteriormente a la antigua Unión Soviética. Los países candidatos a la adhesión se encuentran en un proceso de evaluación de criterios que han de cumplir antes de convertirse en miembros de pleno derecho de la UE. Los países candidatos y posibles candidatos del sureste de Europa y otras regiones también pueden optar a la financiación científica europea. Un equipo de científicos europeos puso en marcha el proyecto Neamat («Red de materiales nanoestructurados para PCA») con la intención de organizar una colaboración dedicada a los nanomateriales abarcando diez países candidatos asociados (PCA). El consorcio también se propuso ampliar la colaboración más allá de los PCA para incluir a Estados miembros y otros países y así mejorar el ámbito dedicado a los nanomateriales del EEI. Algunos de los muchos objetivos de esta colaboración fueron compartir infraestructuras de investigación, realizar una monitorización de temas de interés común, mejorar la formación y el desarrollo de capacidades en este campo y producir un plan de trabajo. Las actividades de Nenamat supusieron la creación de dos subgrupos con representación del grupo del proyecto matriz. El primero se ocupó en gran medida de la física teórica relacionada con la nanotecnología y organizó talleres y escuelas de verano. El segundo trató sobre el desarrollo de materiales y tecnologías nuevos, depositando especial atención en las pequeñas y medianas empresas (PYME). Una asociación prolongada entre países candidatos a la adhesión, candidatos potenciales y Estados miembros permitiría a la UE aprovechar el enorme capital humano que es posible encontrar en un entorno cultural y tecnológico tan variado.