Nuevos progresos en el reciclaje de productos electrónicos
La alarmante cantidad de productos electrónicos de vida útil muy corta, como teléfonos móviles, cámaras digitales y ordenadores portátiles, que acaban en la basura doméstica es cada vez mayor. Por ello, la Directiva sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) ha ejercido presión económica sobre los fabricantes con el fin de que den con materiales reciclables para este tipo de productos. El proyecto Separate («Diseños eficientes desde el punto de vista ecológico para la recuperación al final de la vida útil y contra las falsificaciones de dispositivos electrónicos») trabajó en un polímero hidrófilo de alcohol de polivinilo [(C2H4O)x] como posible sustituto. El alcohol de polivinilo, biodegradable y no tóxico, es un polímero en el que el grado de hidrólisis —y por tanto la cantidad de unidades que lo componen y su peso molecular— determina su procesabilidad. El equipo de Separate descubrió que el polímero PVAXX es capaz de disolverse en treinta segundos mediante un proceso de disolución por lotes y que dicho proceso puede acelerarse mediante ultrasonidos. Además, puede reutilizarse mediante moldeo por inyección sin que sus propiedades se vean mermadas. Para él se creó una nueva tecnología de sobremoldeo y se produjeron módulos completamente encapsulados aplicados a la producción de una tarjeta inteligente. El equipo también diseñó componentes electrónicos semiencapsulados destinados a su utilización en tarjetas inteligentes de contacto y sin contacto, una memoria USB y una carcasa de calculadora. Cada uno de los resultados del proyecto se validó en entornos industriales. Además se efectuó una simulación robótica del proceso de moldeo por inyección, manipulación y comprobación de las memorias USB. Para el estudio a escala industrial se optó por otra simulación basada en un principio de lavado contracorriente escogido para reducir el empleo de energía y agua. La tecnología de Separate permitirá reducir la cantidad de residuos electropoliméricos que acaban en los vertederos de Europa, una situación que reducirá la contaminación del agua con sustancias orgánicas y metales pesados.