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New feedstock and innovative transformation process for a more sustainable development and production of lignocellulosic ethanol

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Producción más ecológica de bioetanol

Convertir residuos de las actividades agrícolas y agroindustriales en biocombustible renovable proporciona una alternativa al uso de gasolinas y evita la competencia entre los sectores de la alimentación y los combustibles. El combustible resultante se conoce como etanol de segunda generación y se están buscando formas más económicas y sostenibles de obtenerlo.

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El etanol de primera generación se obtiene mediante la conversión de azúcares directamente en etanol. Cuando se utilizan residuos de plantas como biomasa, en primer lugar es necesario descomponer la estructura lignocelulósica de la biomasa en forma de hemicelulosa y celulosa. A continuación, estos polisacáridos se pueden continuar descomponiendo en azúcares (sacarificación) utilizando enzimas. Este proceso de pretratamiento ha obstaculizado la producción de etanol de segunda generación, motivo por el cual se concedió financiación de la Unión Europea al proyecto BABETHANOL . Los investigadores examinaron un proceso nuevo llamado extrusión-sacarificación combinadas (CES), que requiere mucha menos energía, agua, productos químicos, destoxificación y tratamiento de aguas residuales que las fórmulas actuales. La CES se basa en la desconstrucción termomecánica de la matriz de biomasa por extrusión. A continuación, las enzimas de sacarificación pueden acceder más fácilmente a los carbohidratos para continuar su descomposición en forma de azúcares. Los investigadores probaron la tecnología en el laboratorio antes de embarcarse en estudios piloto de distintas fuentes de biomasa como bagazo de ágave azul (México), racimos vacíos de frutos de palma de aceite (Costa Rica), mazorcas de maíz dulce (Francia), paja de cebada (España), bagazo de caña de azúcar (Brasil), residuos de poda de viñedos (Chile) y residuos de bosques de eucaliptos (Uruguay). Aunque se determinó que el proceso genera el doble de energía que consume, los investigadores consideraron que la huella de carbono todavía se podía mejorar. También decidieron que el rendimiento de la sacarificación se podía mejorar añadiendo enzimas eficientes y que era necesario optimizar el rendimiento de la fermentación. Una evaluación financiera puso de manifiesto que la aportación de materiales es un factor de gran importancia para los costes. Idealmente, las plantas de etanol deberían estar situadas a menos de 100 km de distancia de la fuente de biomasa. Esto también sería ventajoso para las poblaciones locales. Productores de tequila de México y cooperativas productoras de maíz del sur de Francia ya han manifestado su interés en explotar los resultados de la investigación de BABETHANOL. Una vez que este proceso ecológico esté listo para su industrialización, será aplicable a distintas materias primas lignocelulósicas en países europeos y latinoamericanos.

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