Nuevas defensas contra un patógeno común de la vid
Sigue habiendo un único biofungicida que se puede usar en la lucha contra el oídio: se trata de un hongo parasitario llamado Ampelomyces. Sin embargo, la cepa específica de Ampelomyces que se utiliza en estos momentos ha perdido gran parte de su eficacia para combatir la enfermedad. La UE ha financiado un proyecto llamado «New biocontrol agents for powdery mildew on grapevine» (BCA_GRAPE) cuyo objetivo consiste en formular y comercializar nuevos biofungicidas contra el oídio. BCA_GRAPE se estableció como un consorcio de instituciones de investigación, explotaciones agrícolas y pequeñas empresas procedentes de ocho Estados europeos con producción vitivinícola. En un primer momento, los investigadores idearon un método para cribar distintas variedades de Ampelomyces en función de su actividad fungicida. Gracias a este método, examinaron cerca de mil cepas y seleccionaron las diez mejores. A continuación se estudió en qué condiciones ambientales y en qué punto del ciclo vital del oídio presentaban una mayor eficacia. Otra rama del proyecto se dedicó a identificar marcadores genéticos que permitieran distinguir las distintas cepas de Ampelomyces, de forma que los científicos pudieran supervisar la acción de los biofungicidas sobre el terreno después del tratamiento. Por último, se desarrolló un prototipo que ofreció resultados satisfactorios en las pruebas sobre el terreno, lo que pone de manifiesto que estos nuevos plaguicidas biológicos pueden reducir la incidencia e intensidad de esta enfermedad en la vid. Asimismo, los resultados también podrían ser útiles para el tratamiento de otras frutas, como por ejemplo las fresas.