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Optimising Subsidiary Crop Applications in Rotations

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Agricultura de conservación

Un estudio europeo contempló formas de emplear mantillo vivo y cultivos de cobertura para proteger el suelo. La técnica ofrece múltiples beneficios, pues aumenta la producción, controla las hierbas y mejora la fertilidad del suelo.

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La agricultura convencional daña la estructura del suelo y afecta a su productividad, su sostenibilidad agrícola y sus servicios ecosistémicos. Como alternativa se postula la agricultura de conservación, cuyo objetivo es mantener la estructura del suelo intentando que se perturbe lo menos posible. Los cultivos subsidiarios son una parte importante de la agricultura de conservación. El proyecto financiado con fondos de la Unión Europea OSCAR (Optimising subsidiary crop applications in rotations) estudió el empleo de mantillo vivo y cultivos de cobertura como parte del sistema de agricultura de conservación. Su trabajo incluyó optimización de la gestión de los sistemas, mejoras tecnológicas y servicios ecológicos del suelo. También se identificaron cultivos de cobertura nuevos de gran productividad y resistentes enfermedades. Otros poseían perfiles de metabolitos secundarios interesantes. Los investigadores concluyeron que el empleo de mantillo vivo resulta positivo para la agricultura europea tanto orgánica como tradicional. Para emplear la técnica es necesario tener una alta densidad de cultivo y sistemas de siembra regulares. Las herramientas mecánicas para la eliminación de cultivos subsidiarios son más eficaces durante la floración de los cultivos de cobertura. En climas templados puede crearse una cubierta de mantillo vivo de trébol tras la siega del cultivo principal. En climas más fríos es preferible sembrar el mantillo vivo antes del cultivo principal. Los cultivos de cobertura con gran producción de biomasa contribuyen a la reducción de las malas hierbas relacionadas con las prácticas de roturación reducida. Allí donde las temporadas de cultivo son más cortas es necesario emplear métodos adicionales de control de malas hierbas. Tras emplear durante un año la técnica de roturación reducida aumenta la estabilidad del suelo, el contenido de materia orgánica y la actividad microbiana. Se apreció que los hongos micorrízicos contribuyen hasta un 30 % a la absorción de fósforo del suelo, y una adecuada utilización de los cultivos de cobertura puede mantener la concentración de este tipo de hongos durante los periodos de barbecho. La roturación reducida genera resultados neutros o positivos para la producción y las malas hierbas, en especial en la zona subtropical de Brasil. Además reduce la incidencia del tizón tardío de la patata en Brasil y Alemania al combinarse con mantillo muerto. Las aplicaciones de compostaje también redujeron la incidencia de enfermedades de putrefacción de la raíz en guisantes. Los modelos económicos ejecutados sacaron a la luz ventajas obvias a largo plazo en el empleo de roturación reducida y cultivos subsidiarios. El método también se mostró adecuado para una amplia gama de situaciones. Los resultados de OSCAR muestran las posibilidades que ofrece la roturación reducida para mejorar el sistema de cultivo, reducir la cantidad necesaria de recursos y mejorar la sostenibilidad. Todo ello servirá para que los suelos europeos se gestionen mejor y sean más productivos.

Palabras clave

Agricultura de conservación, mantillo vivo, cultivo de cobertura, OSCAR, cultivo subsidiario

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