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Sufrir hambruna en etapa prenatal tiene efectos en el tamaño del cerebro que difieren entre los sexos

Se ha publicado un estudio centrado en la hambruna holandesa de 1944 y 1945 que señala que la exposición prenatal a la hambruna tiene efectos en el tamaño del encéfalo que difieren en hombres y mujeres.

En el marco del proyecto BRAINAGE, financiado con fondos europeos, investigadores de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) y el Hospital Universitario de Jena (Alemania) estudiaron la exposición en etapa prenatal a la hambruna sufrida durante cinco meses en las pobladas provincias occidentales de los Países Bajos hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Su estudio ha sacado a relucir que, a los sesenta y ocho años de edad, los hombres (y no las mujeres) que se vieron expuestos a la hambruna en la etapa inicial de su gestación poseen un encéfalo con un volumen inferior al de otros participantes de referencia no afectados por dicha hambruna. El equipo investigador realizó exploraciones de imagen por resonancia magnética (IRM) a individuos nacidos en Ámsterdam en la época de la hambruna holandesa, durante la cual —según cifras oficiales— las raciones diarias oscilaron entre las cuatrocientas y las ochocientas calorías, es decir, la cuarta parte de las calorías diarias que necesita un adulto. Se calcula que murieron de inanición treinta mil personas pero, pese a las duras circunstancias, muchas mujeres concibieron y dieron a luz. La realización del estudio Está documentado que la exposición prenatal (en el primer trimestre de gestación) durante la hambruna holandesa comportó graves riesgos para el desarrollo del encéfalo y también pudo incrementar el riesgo de anomalías en el sistema nervioso central (SNC), por ejemplo espina bífida e hidrocefalia. Sin embargo, antes de este estudio se sabía poco sobre los efectos en el tamaño del encéfalo a edades avanzadas. Para cubrir esta laguna de conocimiento, el equipo de investigación seleccionó a una cohorte de 2 414 hombres y mujeres nacidos en el mismo hospital de Ámsterdam (Wilhelmina Gasthuis) entre el 1 de noviembre de 1943 y el 28 de febrero de 1947. En función de su fecha de nacimiento, se dividieron en dos grupos: expuestos y no expuestos. Como criterio para considerar a una persona expuesta en fase prenatal a la hambruna holandesa, el equipo estableció una ración diaria media inferior a mil calorías durante un periodo de trece semanas del embarazo o bien durante un periodo de dieciséis semanas de exposición general en cualquier etapa de la gestación. Se consideró que las personas nacidas antes de la hambruna o concebidos y nacidos después de ésta no habían estado expuestas y sirvieron como grupo de control. Diferencias entre hombres y mujeres En estudios anteriores sobre esta cohorte, estos investigadores habían demostrado que la exposición a la hambruna en la etapa inicial de la gestación tenía el efecto más agudo en la salud mental y física en etapas posteriores de la vida, por ejemplo obesidad, cáncer de mama, cardiopatía coronaria, depresión e incluso en las preferencias alimentarias. En el presente estudio se centraron en el grupo expuesto durante la fase inicial de la gestación y realizaron exploraciones por IRM a ciento dieciocho integrantes de la cohorte, siendo cuarenta y uno expuestos a la hambruna en la etapa inicial de su gestación y setenta y siete no expuestos a la hambruna durante su gestación. Al equipo de investigación le interesaba especialmente averiguar el tamaño del encéfalo, la estructura y la integridad de la materia blanca. No hallaron diferencias entre los grupos expuesto y no expuesto en cuanto a la integridad de la materia blanca y a hiperintensidades. Tampoco observaron diferencias en los volúmenes estructurales. Además, cuando examinaron por separado a hombres y mujeres, observaron que los hombres expuestos a la hambruna en la etapa inicial de su gestación presentaban un menor volumen intercraneal que los hombres no expuestos, siendo la diferencia de en torno al 5 %. Asimismo, los hombres expuestos presentaban volúmenes menores de materia gris y blanca cortical total, materia gris cerebelar, tálamo y ciertas áreas corticales más específicas. Conviene destacar que estas diferencias de volúmenes no se apreciaron en las mujeres expuestas a la hambruna. Una hipótesis para explicar este hecho es que los hombres serían más vulnerables a la programación fetal, pero el equipo de investigación también reconoce que este efecto observado en los hombres podría ser fruto de un sesgo, puesto que entre las mujeres expuestas a la hambruna se registra una mayor tasa de mortalidad después de los sesenta y tres años de edad. Consecuentemente, es posible que se haya incluido en el estudio a las mujeres más sanas y, así, que se haya subestimado el efecto de la exposición prenatal en las mujeres. Diversos estudios han demostrado que un tamaño encefálico inferior en la infancia lleva aparejada una mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, también con mayor severidad y a menor edad. «Nos parece muy llamativo que algo ocurrido hace sesenta y ocho años durante el embarazo resulte aún visible en los encéfalos de estos hombres —destacó uno de los autores, la Dra. Susanne De Rooij—. Opinamos que esto subraya sin duda la importancia de la nutrición materna para el desarrollo del encéfalo, no sólo en la infancia sino también a edades posteriores». Para más información, consulte: Página web del proyecto

Países

Alemania

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