Control de la calidad del aire basado en los ciudadanos Un consorcio de la Unión Europea estableció observatorios populares para ayudar a controlar la calidad del aire en entornos urbanos. La red se compone de 24 observatorios, 324 sensores y 400 voluntarios en 9 ciudades europeas, que suman en total 9,4 millones de observaciones relativas a la calidad del aire. Cambio climático y medio ambiente Salud © NicoElNino, Shutterstock Los gobiernos desempeñan un papel fundamental a la hora de resolver los problemas de carácter ambiental, pero la responsabilidad no es exclusivamente suya. A menudo, los ciudadanos disponen de la capacidad para organizarse de cara a controlar y gestionar problemas ambientales a escala local mediante fórmulas inaccesibles para los organismos gubernamentales. El proyecto financiado con fondos europeos CITI-SENSE (Development of sensor-based citizens’ observatory community for improving quality of life in cities) desarrollaró un sistema de información para la vigilancia del medio ambiente que pudiera ser utilizado por los ciudadanos. Su propósito fue capacitar a la población para que influya en los procesos de toma de decisiones y formulación de políticas. El trabajo inicial se centró en la creación de redes de sensores para controlar la calidad del aire en las que participaran los ciudadanos. Entre los componentes principales se incluyeron sensores y tecnologías de enlace, materiales informativos elaborados con los datos recabados y servicios. Se extrajo información atmosférica de datos satelitales, si bien específica de varias ciudades europeas. El consorcio se propuso también desarrollar métodos participativos, estrategias de gestión de datos y aplicaciones que facilitasen el aprovechamiento de la información. El equipo instaló y operó durante seis meses la mayor red de sensores de control de calidad del aire del mundo. La red se componía de trescientas veinticuatro unidades repartidas por toda Europa. La participación popular incluyó más de cuatrocientos voluntarios que pusieron a prueba los dispositivos de vigilancia en nueve ciudades europeas. Asimismo, los investigadores establecieron veinticuatro observatorios populares: cuatro dedicados a la calidad del aire en espacios abiertos, doce a la calidad del aire en centros escolares y los cuatro restantes a la comodidad ambiental de los ciudadanos en espacios públicos. Los voluntarios participaron también en el desarrollo de los sensores, las herramientas de visualización e instrumentos de otra índole utilizados en el proyecto. Más de mil doscientos usuarios descargaron y utilizaron la aplicación del consorcio para dar su opinión sobre la calidad del aire. Gracias a la red de sensores y otras herramientas de observación, el equipo recabó más de 9,4 millones de observaciones durante el último año del proyecto. Entre las principales contribuciones de la iniciativa se cuentan estudios sobre la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientales —con las miras puestas de manera específica en las motivaciones y barreras—. Además, el equipo desarrolló nuevos instrumentos para la vigilancia de entorno urbano por parte de los ciudadanos, incluyendo microsensores de bajo coste y herramientas de análisis de datos. Los investigadores también pudieron combinar la información recopilada con plataformas TIC en la nube, datos masivos y servicios de aplicaciones y portales, así como integrar métodos participativos en diversos productos y servicios. Los frutos de CITI-SENSE serán sistemas de vigilancia del medio ambiente repartidos por Europa que favorecerán la participación ciudadana en la labor de gobierno relativa a cuestiones medioambientales. Se espera que estos frutos generen también productos y servicios nuevos que brinden oportunidades económicas para empresas europeas. Palabras clave Basado en los ciudadanos, calidad del aire, observatorios populares, CITI-SENSE, vigilancia del medio ambiente
