Desafíos espaciales a la investigación
¿Cómo puede uno prepararse para cualquier eventualidad cuando se está intentando ir adonde nadie ha ido antes? Es un desafío que los científicos de la Agencia Espacial Europea (AEE) tendrán que superar en tres ocasiones durante las futuras misiones de aterrizaje de "sondas espaciales" en otros mundos. Son numerosos los peligros de cualquier intento de aterrizaje de una nave en el espacio. Desde los extremados requerimientos de la entrada en la atmósfera hasta las condiciones meteorológicas imprevisibles y hostiles, los científicos tienen que estar preparados para toda clase de eventualidades con la esperanza de conducir satisfactoriamente estas costosas sondas, de un solo uso, hasta sus destinos previstos. Una de dichas sondas es Huygens, actualmente en viaje a Titán, la luna más grande de Saturno, a bordo de la nave espacial Cassini. Ha sido construida para soportar temperaturas de hasta 18.000 grados centígrados, tres veces superior al calor de la superficie solar, para que pueda penetrar en la densa atmósfera de Titán. Esto parecería suficiente pero, como explica Jean-Pierre Lebreton, el equipo de Huygens no da nada por supuesto. "Las cosas se pondrán interesantes cuando Cassini se aproxime a Saturno. Si nos encontramos con que la densidad atmosférica es diferente a lo esperado, podríamos considerar un ligero cambio en el ángulo al que entre Huygens para protegerla de un recalentamiento o de que el paracaídas se abra de una manera defectuosa." El equipo encargado del módulo de aterrizaje Rosetta de la AEE, que se propone ser el primer objeto fabricado por el ser humano que aterrice en un cometa (cometa Wirtanen, 2011), también está preparado para diversas contingencias. No tienen la menor idea sobre cómo será el suelo del cometa, de manera que en el momento de entrar en contacto con él se utilizarán dos arpones para anclar la sonda en la superficie, ya sea de roca, hielo o nieve. A continuación, el motor de aterrizaje de autoajuste garantizará que el aparato quede en posición vertical, aunque esté en una pendiente. Como si hiciese falta otro desafío, se plantea el problema de la falta de gravedad del cometa: para que continúe "en tierra" los pies de la sonda tendrán que taladrar el suelo para asegurarse en él. Las condiciones meteorológicas representan la máxima preocupación para los científicos del proyecto de módulo de aterrizaje Beagle 2 transportado por la nave espacial Mars Express. Han elegido una fecha de encuentro que permita al Beagle 2 evitar las grandes tormentas de polvo que caracterizan a Marte, pero el elevado riesgo de fuertes vientos laterales ha hecho que el equipo opte por un lugar de aterrizaje enormemente grande y plano con objeto de lograr la máxima seguridad. La investigación basada en la Tierra puede ayudar a los científicos a comprender mejor los retos que afrontarán durante estos aterrizajes. Datos procedentes de misiones previas, si es que existen, también pueden sumarse a sus conocimientos, y al igual que en la misión Cassini, incluso los datos recogidos en los días y horas anteriores al aterrizaje pueden permitir ciertos ajustes de última hora. Sin embargo, la clave para que las sondas aterricen con éxito en entornos extraños consiste en planificar todas las eventualidades posibles, como han tratado de hacer los tres equipos de la AEE. E incluso en tal caso, todos ellos esperan disponer de ese ingrediente definitivo que garantiza una misión sin problemas, un poco de buena suerte.