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Un análisis de las redes de distribución de contenidos para conocer mejor la evolución de internet

Las redes de distribución de contenidos (CDN) han mejorado enormemente la experiencia de navegación por internet del usuario. El proyecto CDN-H se dedicó a estudiar sus consecuencias en la estructura de internet y en las relaciones entre las distintas partes interesadas.

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Google anunció recientemente que, en lo sucesivo, la velocidad de carga de una página influirá en los resultados proporcionados en las búsquedas realizadas desde dispositivos móviles. Este es el más reciente de una larga serie de modificaciones que no solo han cambiado a mejor la experiencia de navegación por internet, sino que además han dado un impulso a las CDN. Aunque han surgido sin interrupción alguna para los usuarios de internet, las CDN suponen indudablemente un cambio radical de paradigma en cuanto al modo en que acceden a los contenidos deseados. Cuando no existían esas redes, para conectarse a un sitio web, primero tenían que descargarse los contenidos almacenados en un servidor para que se pudieran mostrar todos adecuadamente en la pantalla. Ahora, los contenidos están distribuidos entre varios lugares y, por norma, se descargan en el servidor más próximo al usuario, lo que acelera notablemente el proceso de carga de cada página. Aproximadamente el 50 % de los contenidos que existen en internet se distribuyen por medio de una CDN. No obstante, la expansión de estas redes está poniendo progresivamente a esta tecnología contra las cuerdas, según aseguró el profesor Georgios Smaragdakis (Universidad Técnica de Berlín): «A medida que se incremente el número de aplicaciones que distribuyen un tráfico voluminoso a un número de usuarios de internet que podría ser de varios miles de millones, se espera que más empresas establezcan sus propias CDN o bien recurran a las de terceros. Ese incremento del uso de CDN pone en aprietos a los proveedores de las redes de tránsito, que obtienen sus ganancias del tráfico entre redes distintas, y también a los operadores de las propias redes, que dejan de controlar de qué manera se redirige el tráfico de sus usuarios». Es una especie de tira y afloja: las CDN generan mapas dinámicos de los usuarios finales que los asignan a los servidores más convenientes sin plena conciencia de las condiciones de la red de determinado proveedor de servicios de internet o de la ubicación del usuario y, por otro lado, los proveedores de servicios de internet tienen dificultades para sobrellevar los rápidos altibajos de tráfico provocados por las políticas de selección dinámica de servidor que aplican las CDN. Tras estudiar la gama de tecnologías de CDN presentes y venideras, el profesor Smaragdakis y su equipo enseguida se percataron de la posibilidad de encontrar un espacio común. Gracias a la financiación concedida al proyecto CDN-H, pudieron determinar arquitecturas en las que una CDN y el proveedor de una red se pueden coordinar y beneficiarse mutuamente. «Nuestro análisis mostró que, por su alcance mundial, una CDN ofrece una perspectiva estratégica excepcional para seguir la evolución de los protocolos de red, las estrategias de "peering" o intercambio de tráfico, las características del rendimiento y la actividad en línea en todo el planeta», explicó el profesor Smaragdakis. «Demostramos que, dado el incremento de la actividad de las CDN, el tráfico de servidor a servidor ya supone una parte notable del tráfico por internet y que, ciertamente, en la actualidad muchas conexiones de usuarios se cortan en servidores de CDN próximos. También demostramos que hoy en día existe en el mundo un número cada vez mayor de puntos de peering que ofrecen opciones avanzadas, y que el aprovechamiento de esos puntos de peering puede mejorar significativamente la eficacia de la distribución de los contenidos y también reducir la congestión en internet. Este estudio ha proporcionado información de utilidad para los investigadores, pues nos permite entender mejor la estructura de internet, y también para las autoridades reguladoras, que disponen de más referencias para conformar las políticas relativas a internet». Entre las contribuciones más destacadas del proyecto figuran el uso de los datos de CDN para «tomar el pulso» de internet con el paso de los años, y también la definición de técnicas novedosas para averiguar dónde y cómo intercambian tráfico determinada CDN y determinado operador de red. «Las técnicas que se han creado amplían sobremanera los mapas existentes de internet y tienen utilidad práctica, por ejemplo, para determinar la ubicación física de ataques, atascos y puntos débiles, así como para modelizar las relaciones comerciales que se dan entre las CDN y los operadores de redes», señaló el profesor Smaragdakis. Los artículos publicados en los que se han dado a conocer estas dos contribuciones han sido premiados, y el profesor Smaragdakis apuntó que los métodos de medición creados en el proyecto podrían, a la larga, integrarse en los productos operacionales de las CDN con el fin de mejorar su eficiencia y exactitud. El equipo investigador seguirá estudiando las CDN para entender mejor el estado de internet y, tal vez, detectar caídas de red y ciberataques a gran escala y también calcular la fracción de dispositivos conectados que son vulnerables a ataques.

Palabras clave

CDN-H, CDN, red de distribución de contenidos, internet, proveedor de servicios, datos, servidor

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