Medición, supervisión, mitigación y gestión de operaciones de gas de esquisto
En los últimos diez años, el panorama energético de los Estados Unidos ha cambiado drásticamente debido a la inclusión del gas de esquisto en la combinación de recursos energéticos. Sin embargo, en Europa no ha sucedido lo mismo. Por motivos tanto políticos como técnicos, algunos países han aplicado una moratoria (temporal) (por ejemplo, los Países Bajos), otros han reducido las expectativas de producción comercial (como Polonia) y otros impulsan su desarrollo haciendo frente a una fuerte resistencia local (por ejemplo, Inglaterra). El proyecto M4ShaleGas se estableció para aportar conocimientos independientes y basados en la ciencia al debate sobre los costes y las ventajas del desarrollo de gas de esquisto en Europa. A través de una serie de recomendaciones específicas, el proyecto ha definido las mejores prácticas para las operaciones de medición, supervisión, mitigación y gestión. Tras la huella de la exploración y la extracción del gas de esquisto La lutita es una roca sedimentaria de grano fino que puede atrapar gas natural. Este recurso potencial de gas se extiende por todo el mundo, por eso su potencial de recolección de energía ha generado entusiasmo. En efecto, conforme a la Hoja de Ruta de la Energía para 2050 de la Comisión Europea, la extracción de gas de esquisto podría contribuir a reducir las emisiones, ya que sustituiría al carbón y al petróleo. No obstante, se argumenta también que, a fin de limitar el calentamiento global a 2 °C por encima de los niveles preindustriales, las reservas de combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra. Además, los métodos de extracción que mejoran el flujo del gas en la lutita con presión hidráulica, plantean un riesgo de posible contaminación del agua y de actividad sísmica local. El equipo del proyecto M4ShaleGas comenzó su trabajo revisando los datos y las experiencias de operaciones en los Estados Unidos y Canadá. Así, los investigadores pudieron desarrollar modelos para evaluar el impacto medioambiental de las operaciones en la subsuperficie y en la superficie, así como en la calidad del aire. Los estudios plasmaron las evaluaciones del impacto y de riesgo que, posteriormente, generaron recomendaciones de mejores prácticas, publicadas en fichas de dos páginas. El doctor Jan Ter Heege, coordinador del proyecto, continúa: «El contenido abarca aspectos técnicos de la extracción de gas de esquisto, incluido el impacto de las operaciones de fracturación hidráulica y la presencia de sismicidad, los riesgos de vertidos y fugas, y las emisiones de metano y CO2, además de evaluar en qué medida la experiencia en los EE. UU. puede trasladarse a Europa». Más allá de las consideraciones técnicas, las fichas también exploran las repercusiones sociales, incluida la percepción pública y cómo se podría mejorar la relación con el público. Además, se realizaron evaluaciones para determinar si podría ser necesario modificar los marcos reglamentarios existentes. Un punto fuerte de M4ShaleGas fue que incluyó a investigadores de dieciocho institutos de la Unión Europea (UE). En palabras del doctor Ter Heege, esto significó que el trabajo «combinó una investigación detallada y profunda con los conocimientos científicos de diferentes Estados miembros de la UE con distintos reglamentos, políticas y actitudes con respecto a fuentes de energía diferentes». Aportar pruebas al debate Actualmente, la UE y muchos Estados miembros buscan políticas y estrategias que puedan acelerar la transición de sus sistemas energéticos a alternativas con baja emisión de carbono. Al mismo tiempo, el establecimiento de una seguridad energética sigue siendo una necesidad fundamental en toda Europa. En principio, la extracción de gas de esquisto podría incidir positivamente en ambas necesidades, pero no está nada claro si, y cuándo, se seguirá adelante con las operaciones. Una gran parte de la contención es consecuencia de la escala, tal como destaca el doctor Ter Heege: «Un hallazgo clave del proyecto es que el tamaño de las operaciones comerciales del gas de esquisto que se requiere para satisfacer las necesidades energéticas presenta riesgos adicionales de impacto local en comparación con el gas convencional, debido a los efectos acumulativos de una perforación y una fracturación hidráulica más amplias». Los resultados de M4ShaleGas contribuyen a la reserva de conocimientos científicos necesarios para abrir un debate meditado y basado en pruebas sobre la cuestión de la extracción de gas de esquisto. Tal como concluye el doctor Ter Heege: «Una mayor comprensión de los riesgos asociados a la extracción de gas de esquisto, junto con la aplicación de las mejores prácticas, puede reducir considerablemente los riesgos y estimular un debate mejor informado sobre sus costes y beneficios».
Palabras clave
M4ShaleGas, gas de esquisto, extracción, fracturación hidráulica, combustible fósil, energía, gases de efecto invernadero, emisiones, cambio climático, actividad sísmica, contaminación