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Cooperación internacional en la investigación sobre la diabetes juvenil

El Parlamento Europeo albergó el 2 de diciembre una reunión en la que se dieron cita interlocutores europeos de la diabetes del tipo 1 y representantes de la Fundación para la investigación sobre la diabetes juvenil (JDRF), comprometiéndose a apoyar un esfuerzo común de invest...

El Parlamento Europeo albergó el 2 de diciembre una reunión en la que se dieron cita interlocutores europeos de la diabetes del tipo 1 y representantes de la Fundación para la investigación sobre la diabetes juvenil (JDRF), comprometiéndose a apoyar un esfuerzo común de investigación. Dirigentes de la política de investigación y la atención sanitaria de la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, científicos y representantes de pacientes debatieron formas de reforzar su alianza y promover la cooperación científica con la JDRF, el principal fundador benéfico y defensor de la investigación sobre diabetes juvenil en todo el mundo, con el objetivo de avanzar en la búsqueda para la curación de la diabetes del tipo 1. El doctor Robert Goldstein, jefe científico principal de la JDRF, expresó su satisfacción al declarar que "la asociación entre la UE y la JDRF ofrece una oportunidad única a la UE para abrir el campo de la investigación sobre la diabetes del tipo 1 en Europa y crear un entorno productivo y de colaboración para los científicos. Europa ha iniciado una investigación verdaderamente apasionante, y no hay que restar importancia al hecho de mantener abiertos canales de comunicación entre científicos. Anticipamos que habrá maravillosos avances en el campo de la investigación de la diabetes del tipo 1, como resultado de este equipo de trabajo". La diabetes es una enfermedad que se calcula afecta a 19 millones de personas en los Veinticinco de la Unión Europea (más del cuatro por ciento de la población), y es causa principal también de mortandad. La diabetes reduce la calidad de vida y, a menudo, deriva en otras enfermedades que suponen una amenaza para la vida. En los últimos 20 años se ha producido un asombroso aumento de la diabetes en el mundo, vinculado, entre otros factores, a la aparición de la obesidad. La diabetes del tipo 1 representa entre un cinco y un 10 por ciento de todos los casos y, a diferencia de la diabetes del tipo 2, relacionada generalmente con el peso, ocurre cuando el propio sistema inmune del organismo ataca y destruye las células que producen insulina en el páncreas (las células beta). La insulina es la hormona que ayuda al organismo a transportar la glucosa contenida en los alimentos a las células a través de todo el organismo, y es utilizada como aporte energético. Cuando las células beta se destruyen, no se puede producir insulina, y la glucosa se mantiene por el contrario en la sangre, pudiendo dañar seriamente a los órganos. Todavía no están claras las causas exactas de esta afección, conocida como diabetes dependiente de insulina o diabetes juvenil, al ser diagnosticada generalmente en niños, adolescentes y jóvenes. Los científicos creen que participan factores autoinmunes, genéticos y medioambientales. Actualmente, los pacientes del tipo 1 deben recibir al día dosis de insulina sólo para estar vivos, y deben supervisar cuidadosamente su dieta y estilo de vida para evitar complicaciones a largo plazo como enfermedades del corazón, amputaciones, fallo de los riñones, y la ceguera. Estas complicaciones causan discapacidad y las expectativas de vida de los diabéticos se reducen hasta unos 15 años. Además de los costes humanos, los costes económicos estimados de la diabetes son enormes. Actualmente, no existe curación disponible generalizadamente para la diabetes, pero se han utilizado con éxito en experimentos transplantes de células que producen insulina en el páncreas, primero a partir de donantes fallecidos y, desde la última primavera, de donantes vivos, abriendo nuevas perspectivas para los pacientes dependientes de la insulina. Aunque la técnica del transplante de islote necesita perfeccionarse más. La investigación con células madre está acelerándose con rapidez y alimentando esperanzas, pero encontrar un remedio para la diabetes puede tardar todavía varios años. La detección temprana, una combinación de terapia eficaz e intervención en el estilo de vida, la dieta, el ejercicio y la medicación, pueden retrasar la aparición de complicaciones en la enfermedad. Conscientes de la necesidad urgente de invertir en la investigación europea sobre diabetes, la Comisión Europea trabaja para reducir la fragmentación de la investigación sobre diabetes en la UE y promover la excelencia científica. Ya ha triplicado casi su inversión en la investigación sobre diabetes en los últimos años, pasando de los 44,5 millones de euros del V Programa Marco a los 127 millones de euros del VI Programa Marco. "El problema de la diabetes del tipo 1 es bastante serio para los europeos porque Europa se sitúa en segundo lugar, sólo después del sureste de Asia, en cuanto al índice de prevalencia de esta enfermedad maligna", declaró Alain Vanvossel, Jefe de Unidad de enfermedades graves de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea. "El índice de mortandad en la diabetes es muy alto, sin mencionar los costes sociales que ocasiona. Estamos muy contentos de la excelente colaboración entre una reputada organización benéfica privada, como la JDRF y una institución pública como la Comisión Europea. Las sinergias científicas resultantes son de gran valor para los pacientes". El año pasado se celebró la primera cumbre europea sobre investigación de la diabetes en el Parlamento Europeo. Fue la primera vez que una conferencia de esta naturaleza se celebra en Europa. La reunión, resultado de la creciente presión política por parte de las principales asociaciones de diabetes, es considerada por algunos como un llamamiento para despertar a la clase dirigente política europea, para que actúen ahora antes de que sea demasiado tarde. Una de las conclusiones de la conferencia es que es necesario aumentar los esfuerzos de la coordinación internacional en Europa. No es la primera vez que la Unión Europea y la JDRF combinan esfuerzos: el consorcio BetaCellTherapy, en el que participan 22 organizaciones clínicas y de investigación de ocho países que trabajan sobre un programa para desarrollar formas de restablecer y proteger las células que producen la insulina en pacientes con diabetes, está respaldados por el VIPM y la Fundación internacional para la investigación de la diabetes juvenil.

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