Xena, derrotado por Eris
La caótica situación creada en torno a la clasificación de los planetas ha tenido como resultado imprevisto un cambio en la denominación del planeta enano conocido hasta ahora con el nombre de Xena y que pasará a denominarse en adelante "Eris", que significa discordia, caos o conflicto. Este planeta enano fue descubierto el 8 de enero de 2005 por el astrónomo Michael Brown del Instituto de Tecnología de California. Su descubrimiento suscitó una serie de cuestiones al comprobarse que su tamaño era prácticamente el doble que el de Plutón, el más pequeño de los planetas de nuestro sistema solar. Si Plutón es un planeta, ¿por qué no tendría esa misma consideración este pedazo de roca extraoficialmente bautizado por su descubridor como Xena, el mismo nombre de una famosa guerrera de una serie de televisión? La respuesta a esta pregunta causó tal alteración entre la comunidad astronómica que convirtió al grupo respetable de prominentes científicos en algo semejante a un partido lleno de hinchas exaltados. ¿Qué se podía hacer? Para muchos Plutón nunca debería haber sido considerado un planeta. Por el contrario, para los que sentían por él una especial debilidad Plutón debería seguir siendo considerado como un planeta para la posteridad. La mayoría estaba de acuerdo no obstante en la necesidad de cambiar la definición de planeta para clarificar la situación. Así pues, a mediados de agosto se presentó una propuesta para incluir en el club de los planetas no solamente a "Xena", sino al asteroide Ceres y a Charón, la luna de Plutón. Sin embargo, la votación de la asamblea general de la Unión Astronómica Internacional celebrada en Praga, República Checa, tomó un curso totalmente imprevisto al decidir recortar la lista de planetas hasta únicamente ocho y al excluir de la misma a Plutón que, junto a los otros dos planetas propuestos, quedó así relegado a la categoría de "planetas enanos". A resultas de lo sucedido muchos astrónomos acusaron a algunos de los delegados de haber "secuestrado" la votación. Ahora el lejano cuerpo celeste tiene por fin un nombre propio, Eris, nombre que para muchos está totalmente justificado si se tiene en cuenta los problemas que esta roca, hasta ese momento conocida oficialmente como 2003 UB313, había venido provocando. Su descubridor, Michael Brown, manifestó a Associated Press que el nombre era "demasiado perfecto como para poder resistirse a él". En la mitología griega Eris aparece como la causante de la guerra de Troya. Eris, enojada por no haber sido invitada a la boda forzosa entre Peleo y Tetis, lanzó como venganza la manzana de oro de la discordia en mitad de los asistentes a la ceremonia. A Paris se le encomendó la tarea de ofrecer la manzana a la más bella de entre las diosas, Afrodita, Atenea o Hera. Afrodita, la elegida, fue la que mejor soborno había ofrecido a cambio de la manzana: entregar a Paris la mujer más bella del mundo, Elena. Y, así fue como se desencadenó la guerra. El tamaño de Eris hace que el debate resulte un tanto surrealista. Sus 2.400 Km. de longitud corresponden a la distancia que los ciclistas del tour de Francia recorren en dos semanas. Situado a una distancia del Sol dos veces mayor que la que separa a éste de Plutón, es decir aproximadamente unos 14.500 millones de kilómetros, las posibilidades de que lleguemos a visitar este mundo remoto en un futuro próximo son mínimas. La pequeña luna de Eris ha recibido también un nombre, "Disnomia", que representa el espíritu griego de la anarquía.