Los Estados miembros intercambiarán conocimientos sobre la Lengua Azul
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha solicitado que los Estados miembros de la UE cooperen en la recogida de datos científicos y los análisis de la enfermedad animal conocida como "lengua azul". La lengua azul es una enfermedad viral que afecta a rumiantes silvestres y domésticos, como la oveja. La transmiten los mosquitos del género Culicoides y se caracteriza por inflamación de las membranas mucosas, congestión, hinchazón y hemorragia. La enfermedad no afecta a humanos y no existe el riesgo de su propagación a través de la carne ni la leche. En 2006, se han registrado por primera vez en el norte de Europa -sobre todo en Bélgica, Francia, Alemania y Países Bajos- brotes de una enfermedad que está presente desde hace años en el sur del continente. La EFSA pide a los Estados miembros, en especial a los afectados por esta fiebre ovina, que compartan la información científica de que dispongan sobre la lengua azul y las evaluaciones nacionales de riesgo que hayan efectuado. Los datos recabados servirán para el establecimiento de una red de expertos y organismos nacionales de los Estados miembros dedicados a la evaluación del riesgo en el campo de la salud animal. Los expertos colaborarán con el Grupo de trabajo sobre la lengua azul de la EFSA en la definición de asesoramiento científico para la contención de la enfermedad. Entre los aspectos más necesitados de conocimiento se destacan el modelo de propagación de la enfermedad y el papel transmisor de otros insectos que no sean mosquitos Culicoides. El Panel de salud y bienestar animal de la EFSA preconiza una respuesta europea integrada a los actuales brotes de fiebre ovina. Sin embargo, la EFSA advierte que, si lo que se pretende es que preste asesoramiento científico de calidad, es necesario armonizar los sistemas de recogida de datos y procedimientos de muestreo, mejorar los métodos de intercambio de información entre Estados miembros e investigar las causas de los brotes más recientes registrados en la UE. Desde 2000, la legislación comunitaria ha establecido procedimientos diseñados para detener la propagación de la enfermedad, tales como la creación de zonas de vigilancia en torno a los focos de infección y la restricción de movimientos de los animales fuera de dichas zonas.