Un estudio de la UE habla del final de una época en cuanto a la concesión de patentes de ADN humano
Según las conclusiones de un reciente estudio, las patentes de ADN no constituyen el obstáculo a la innovación científica y médica que muchos se temían. El proyecto PATGEN, financiado dentro del Sexto Programa Marco (6PM) de la UE, analizó 15.600 casos de inventos para los que se presentó durante el periodo comprendido entre los años 1980 y 2003 una solicitud de patente sobre la secuencia del ADN humano a las oficinas de patentes de Estados Unidos, Europa y Japón . Los investigadores, pertenecientes a la Universidad de Sussex (Reino Unido), entrevistaron a continuación a 30 titulares de patentes, entre ellos algunas de las más importantes empresas farmacéuticas a nivel mundial, para conocer qué es lo que pensaban hacer con sus respectivas patentes. Los investigadores pudieron comprobar que como consecuencia de la rigidez de las reglas y pautas de actuación impuestas por las oficinas de patentes, las prioridades de índole comercial y el volumen creciente de información genética públicamente disponible en Internet, el listón que mide la patentabilidad de los genes se había elevado. Tal y como señalan los autores del estudio, «Los cambios registrados en relación a las políticas en la materia, sumados a la evolución experimentada en el contexto comercial y científico han traído todos ellos como resultado una mayor dificultad a la hora de conseguir la concesión de patentes sobre secuencias de ADN y el hecho de que en algunos casos dicha concesión resulte hoy en día menos atractiva desde el punto de vista comercial». «Pensamos que esos cambios resultan positivos tanto para los investigadores científicos y de mercado como para los propios pacientes». El estudio, titulado: «DNA Patenting: The end of an era? Debates on patenting DNA must evolve to reflect the global decline in filings and the regional disparities in patenting activity - Patentes de ADN: ¿El final de una época? Los debates sobre la concesión de patentes de ADN deberían reflejar una disminución general en el registro de patentes así como las disparidades regionales existentes en materia de concesión de patentes», revela el hecho de que la oficina de patentes de Estados Unidas ha concedido un número mucho mayor de patentes que las concedidas por sus homólogas europea y japonesa. La razón de estas diferencias hay que buscarla en la aplicación de normas más estrictas en Europa y en Japón a la hora de rechazar las solicitudes de patentes que no vienen no respaldadas con las suficientes pruebas biológicas. El estudio señala que «la disminución en el número de solicitudes de concesión de patentes, la existencia de procedimientos más rígidos de examen y la probable restricción del ámbito de las patentes ya atribuidas como consecuencia de la aplicación de la jurisprudencia en la materia son todas ellas circunstancias que hacen pensar que las consecuencias negativas que podrían derivarse de la concesión de patentes de ADN podrían acabar por tener una menor repercusión de lo que algunos se temían». Desde el momento en que los científicos comenzaron a desentrañar el código genético humano a principios de los ochenta, tanto las empresas farmacéuticas y de biotecnología como las universidades se lanzaron a una carrera por conseguir ser las primeras en presentar sus solicitudes para la concesión de patentes para sus descubrimientos. Ello hizo que muchos temieran que las secuencias de ADN que permiten investigar las causas de enfermedades tales como el cáncer o la diabetes no pudieran ser ya utilizadas en adelante con fines de investigación. Los autores del informe reclaman por último que se siga investigando el porqué de la disparidad existente entre las cifras de patentes concedidas en Europa y en Estados Unidos y que se averigüe si ello ha afectado negativamente a la posible competitividad de algunas empresas europeas.