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Los niños víctimas de abusos tienen un alto riesgo de desarrollar síntomas psicóticos

Investigadores del Reino Unido y Australia han descubierto que los niños que sufren abusos graves o crónicos por parte de otros niños en el ámbito escolar tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar síntomas relacionados con la psicosis (como alucinaciones, delirios ...

Investigadores del Reino Unido y Australia han descubierto que los niños que sufren abusos graves o crónicos por parte de otros niños en el ámbito escolar tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar síntomas relacionados con la psicosis (como alucinaciones, delirios o habla caótica) al alcanzar los primeros años de la adolescencia, y el doble de probabilidades de desarrollar tales síntomas antes de esa edad, que los niños que no han sufrido abusos. Los resultados de su estudio se han publicado en la revista Archives of General Psychiatry. Según Dieter Wolke, profesor de psicología del desarrollo en la Universidad de Warwick (Reino Unido), todos los niños experimentan enfrentamientos como burlas o riñas con niños que tienen su misma fuerza o con amigos de forma ocasional. Mediante estas experiencias aprenden a enfrentarse a los conflictos. Pero el abuso es algo distinto. «Cuando nos referimos a los abusos», puntualizó el profesor Wolke, «estamos hablando de un acoso reiterado y sistemático y de un abuso de poder cuya intención es hacer daño. Los niños que los sufren poseen [menos] capacidad para superar problemas, exteriorizan una reacción clara (por ejemplo lloran) y tienen pocos amigos que puedan ayudarles.» El estudio, dirigido por el profesor Wolke, fue único en el sentido de que observó una gran cohorte compuesta por 6.437 niños del suroeste de Inglaterra desde el embarazo hasta que cumplieron 13 años. Esta cohorte se consideró representativa de la infancia del Reino Unido. A diferencia de otros estudios anteriores, en los que se había realizado un cuestionario a adultos con síntomas psicóticos o esquizofrénicos sobre sus experiencias en el pasado, en éste se entrevistó a los niños de forma regular y se recabó información de sus padres y profesores. De esta forma se redujo la posibilidad de obtener datos sesgados. Cada año, a partir de que los niños cumplieran los siete años y medio de edad, se les entrevistó cara a cara y se les sometió a pruebas psicológicas y físicas. Los padres cumplimentaron cuestionarios acerca de las experiencias y el desarrollo de los niños y los remitieron por correo. Cuando los niños alcanzaron la edad de trece años, se les preguntó sobre experiencias relacionadas con síntomas psicóticos, como por ejemplo alucinaciones o delirios. Los investigadores descubrieron que existía una relación directa entre la frecuencia con la que se abusaba del niño en el colegio o la gravedad de estos actos y la probabilidad de desarrollar síntomas psicóticos. También descubrieron que, a pesar de que algunos niños (por ejemplo los muy sensibles o retraídos) parecen ser más proclives a sufrir una exclusión sistemática o ataques físicos o verbales continuados por parte de sus compañeros, el sufrir abusos les predispone aún más a padecer problemas de salud mental. Las entrevistas realizadas a los niños desvelaron que el 13,7% había sufrido abusos continuados durante varios años. El 5,2% de los niños de 10 años de edad informaron que habían sufrido abusos graves tanto físicos como emocionales. La probabilidad de este grupo de desarrollar síntomas psicóticos en la adolescencia temprana fue el doble que la de los niños que no habían sufrido abusos. Los que sí habían sufrido abusos continuados durante varios años presentaban un riesgo mucho más elevado (hasta cuatro veces mayor) de desarrollar síntomas relacionados con la psicosis. «Esto indica que las relaciones sociales adversas con sus compañeros pueden ser un factor importante de cara a desarrollar síntomas psicóticos en la adolescencia y pueden aumentar el riesgo de desarrollar psicosis durante la madurez», señaló el profesor Wolke. Los resultados no variaron al tomarse en consideración otros factores como los antecedentes familiares de esquizofrenia. «Ser víctima de acoso provoca una serie de resultados negativos documentados, entre ellos problemas de salud físicos, aumento de la ansiedad y depresión. Además, tales niños rehúyen el colegio y en los casos más graves pueden recurrir al suicidio», explicó el profesor Wolke. «Incluso cuando comprobamos la existencia de otros problemas psiquiátricos previos, demostramos que ser víctima de abusos puede también alterar gravemente la percepción de la realidad [de la víctima], en forma de alucinaciones, delirios o pensamientos extraños, sin que la persona sea del todo consciente del motivo de estas alteraciones.» «Uno de los aspectos más preocupantes es que el acoso crónico o grave por parte de compañeros tiene consecuencias adversas que no son nada triviales a largo plazo», concluye el estudio. «La reducción de los abusos entre escolares y de la angustia que estos provocan en las víctimas podría constituir un objetivo válido de cualquier iniciativa de prevención e intervención temprana contra los problemas comunes de salud mental y psicosis. La comunidad clínica debería ser consciente del importante vínculo que existe entre las experiencias sociales negativas y la psicosis, recibir la formación adecuada para tratar este tipo de experiencias y preguntar por norma a los usuarios de los servicios de salud mental sobre este tipo de vivencias.»

Países

Australia, Reino Unido

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