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Un plan piloto contra el acoso escolar da buenos resultados

Los abusos violentos en el colegio pueden perjudicar considerablemente a la salud física y mental de la víctima y también a la del acosador. Lo que en principio es un espacio para el aprendizaje y el crecimiento del menor puede transformarse en una prisión que provoca una enor...

Los abusos violentos en el colegio pueden perjudicar considerablemente a la salud física y mental de la víctima y también a la del acosador. Lo que en principio es un espacio para el aprendizaje y el crecimiento del menor puede transformarse en una prisión que provoca una enorme ansiedad, agresividad y distanciamiento social. Los resultados de un plan piloto puesto en práctica por científicos del Reino Unido y los Estados Unidos indican que el método CAPSLE («Creación de un entorno escolar de aprendizaje pacífico») puede servir para reducir o incluso erradicar este tipo de comportamiento destructivo tanto en los patios como en las aulas de los colegios. Las conclusiones a las que se llegó tras los experimentos realizados en el University College de Londres (UCL, Reino Unido) y en la Universidad de Medicina Baylor de Kansas (Estados Unidos) se publicaron recientemente en la revista Journal of Child Psychology and Psychiatry. El profesor Peter Fonagy, autor principal del estudio, explicó que, aunque los programas destinados a contrarrestar el acoso escolar están muy extendidos en todo el mundo, son pocos los casos en los que se han contrastado adecuadamente los beneficios conseguidos. Además, muy pocos de esos programas prestan atención a la figura del que es testigo del acoso. «CAPSLE encarna un enfoque psicodinámico que atiende a las relaciones que mantienen entre sí el acosador, la víctima y los testigos y que considera que todos los miembros de la comunidad educativa, incluidos los profesores, son partícipes del proceso de acoso», afirmó el profesor Fonagy, que es director del Departamento de Investigación sobre Psicología Clínica, Educativa y Salud del University College de Londres. «Este método intenta aumentar la capacidad de todos los individuos de esta comunidad para interpretar el comportamiento propio y el de los demás en términos relativos a estados mentales (creencias, deseos, sentimientos), dando por hecho que una mejor comprensión de los sentimientos de los demás servirá para frenar la tentación de acosar a los compañeros.» Este plan piloto fue un ensayo controlado aleatorio (ECA) que se prolongó durante tres años. Se llevó a cabo en nueve colegios de una ciudad del Medio Oeste estadounidense entre alumnos de ocho y once años de edad. Para evaluar la efectividad de CAPSLE, estos colegios se compararon con otros en los que no se efectuó ninguna intervención y con otros donde se efectuaban consultas psiquiátricas escolares en las que se atendía a estudiantes con problemas graves de comportamiento. El profesor Stuart Twemlow, del Departamento de Ciencias Psiquiátricas del Comportamiento de la Universidad de Medicina Baylor, creó y desarrolló el programa CAPSLE durante un periodo de siete años y realizó un seguimiento entre 1999 y 2001. En lugar de limitarse a los roles de acosador y víctima, CAPSLE se centró en desarrollar en toda la comunidad educativa la capacidad de interpretar los sentimientos ajenos concienciando a los estudiantes y los profesores de su papel como testigos. En el ECA los estudiantes recibieron, por ejemplo, clases de técnicas de defensa propia para que comprendieran su respuesta a los abusos y qué efecto producen en ellos a nivel personal. Durante el plan piloto, los profesores recibieron sesiones orientativas en grupos y se programó que la jornada escolar concluyera con una reflexión de quince minutos sobre lo sucedido a lo largo del día (siguiendo un diagrama mostrado en carteles expuestos en las aulas). Los estudiantes tenían que decidir si se habían sentido identificados y habían sentido compasión y si la clase había conseguido interpretar adecuadamente los sentimientos de los demás. Durante el ensayo también hubo sesiones dedicadas a observar el comportamiento de un grupo de estudiantes elegidos al azar y cada seis meses se pidió a los estudiantes que rellenaran cuestionarios sobre situaciones de agresión, abuso, conducta al ser testigo de un abuso e interpretación de los sentimientos ajenos. En el ECA no se establecieron normas concretas para impedir el acoso ni se primó ningún tipo de tratamiento en especial. No obstante, con el paso del tiempo, el equipo de CAPSLE observó que los acosadores perdían influencia. Los resultados de los tres tipos de colegios estudiados mostraron que, a pesar de que el acoso había aumentado en general (cabe reseñar que la región afrontó diversos problemas socioeconómicos durante los tres años que duró el ensayo), los porcentajes se agudizaron en los colegios donde no se aplicó el programa. Existen dos razones por las que los resultados fueron satisfactorios, según el profesor Twemlow, que también trabajó para la Oficina Federal de Investigación (FBI) de los Estados Unidos como asesor en materia de tiroteos en el entorno educativo. «En primer lugar, la ciudad había perdido gran cantidad de tejido industrial, la violencia aumentó hasta situarla en las estadísticas de los Estados Unidos como la ciudad más violenta en su rango de población y la gente tenía mucho miedo de los tiroteos desde vehículos en movimiento. En tales circunstancias sociales, cualquier mejoría por pequeña que fuera puede considerarse prácticamente milagrosa», adujo el profesor en relación a la ciudad del Medio Oeste en la que se llevó a cabo el estudio. «En segundo lugar, hasta donde podemos saber, este ECA ha sido el primero que se ha prestado atención especial a los testigos y que no ha intentado influir de forma directa en la víctima ni en el acosador. Proporciona a los colegios un sistema genuinamente intercultural para analizar el ambiente escolar en su totalidad, lo que se considera la mejor forma de afrontar el problema de la violencia escolar.» CAPSLE ha recibido financiación de varias fundaciones privadas. Los conceptos extraídos de este método también se han implantado en programas similares de Australia, Nueva Zelanda, Jamaica y Hungría.

Países

Reino Unido, Estados Unidos

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