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¿Cuál es el secreto para vivir cien años?

Los bebés nacidos en países ricos desde el principio del siglo XXI tienen ventaja con respecto a los demás bebés, al gozar de mejor sanidad, acceso a adelantos tecnológicos y más oportunidades en la vida. Una nueva investigación europea muestra que más de la mitad de estos niñ...

Los bebés nacidos en países ricos desde el principio del siglo XXI tienen ventaja con respecto a los demás bebés, al gozar de mejor sanidad, acceso a adelantos tecnológicos y más oportunidades en la vida. Una nueva investigación europea muestra que más de la mitad de estos niños llegará a vivir cien años si se mantienen las tendencias actuales por lo que se refiere a la esperanza de vida. Los resultados del estudio, publicados en The Lancet, también indican que el hecho de trabajar menos días a la semana durante una vida laboral prolongada redundará muy positivamente en la esperanza de vida y el bienestar. Los autores del estudio, coordinado desde el «Centro Danés de Investigación sobre el Envejecimiento» de la Universidad del Sur de Dinamarca, y en el que también participaron científicos alemanes, observaron que a lo largo del siglo XX se han registrado aumentos considerables de la esperanza de vida en la mayoría de países desarrollados. Cabe destacar que, aunque las condiciones sanitarias dejasen de mejorar, al menos el 75% de los niños nacidos hoy llegarán a soplar 75 velas en su tarta de cumpleaños. Las estadísticas indican que las tasas de enfermedad y discapacidad en la tercera edad tendrán repercusiones en la sostenibilidad de la sociedad moderna. «La esperanza de vida lleva más de 165 años aumentando de forma lineal y registrando nuevos récords, por lo que no parece que exista un límite de edad para el ser humano», escriben los autores. «Si nos estuviéramos aproximando a ese límite, lo más probable es que se observara algún indicio de ralentización. El progreso constante que se da en las poblaciones más longevas sugiere que no estamos cerca de ningún tope y que es probable que la esperanza de vida continúe en aumento.» Las estadísticas también revelan que en las naciones ricas se registran descensos en la tasa de mortalidad de las personas de más de ochenta años. Basándose en información recabada en más de treinta países desarrollados, los investigadores calcularon que las probabilidades de seguir con vida entre los ochenta y los noventa años de edad en 1950 eran del 15% y el 12% respectivamente para mujeres y hombres. En contraste, en 2002 estas cifras habían aumentado hasta el 37% y el 25% respectivamente. La «Unidad de Seguimiento de las Expectativas de Salud en Europa» (EHEMU) está trabajando en un indicador común de la esperanza de vida exenta de discapacidad que denominan «esperanza de vida con buena salud» (healthy life years, HLY). Las estadísticas recopiladas entre 1995 y 2003 revelan diferencias en la HLY incluso entre Estados miembros de la UE que registran incrementos similares en la esperanza de vida de sus poblaciones. Por ejemplo, la cifra de HLY entre los hombres ha aumentado en Bélgica, Alemania e Italia, pero se ha estancado en Grecia, Francia y España. La HLY de las mujeres se ha incrementado en Bélgica, Italia y Suecia, pero es estable en Austria, Dinamarca, Finlandia y Reino Unido. Los científicos han determinado que el aumento de la esperanza de vida con el paso de los años se cimenta en una mejora del bienestar de la tercera edad. Los factores que influyen positivamente en la esperanza de vida son, entre otros, una dieta sana y el ejercicio físico. «La longevidad no es un privilegio reservado a las generaciones de un futuro muy lejano, sino que es el destino más probable de la mayor parte de la población actual de los países desarrollados», afirman los autores. «El aumento de la población de la tercera y cuarta edad planteará retos formidables para los sistemas sanitarios. No obstante, existen indicios de que la gente no sólo vive más años que antes, sino también con menos discapacidades y limitaciones funcionales.» En otra investigación relacionada con la longevidad, unos científicos británicos han conseguido prolongar un 20% la vida de unos ratones y reducir el número de enfermedades relacionadas con la vejez que afectaban a estos animales. Se ha publicado un artículo al respecto en la revista Science. Al bloquear una vía molecular fundamental, estos investigadores, pertenecientes al «Instituto para el Envejecimiento Sano» del University College de Londres, han demostrado que es factible desarrollar y aplicar tratamientos farmacológicos contra el envejecimiento y las enfermedades geriátricas. Los científicos descubrieron cambios en el proceso de envejecimiento en una variedad de ratones incapaces de generar la proteína S6 quinasa 1 (S6K1), la cual interviene en la respuesta del organismo a alteraciones en los alimentos consumidos. Se trata de un sistema «detector de nutrientes» que contribuye en gran medida a que el organismo responda adecuadamente a variaciones en la alimentación por lo que se refiere al crecimiento, la reproducción y, según indica esta investigación, también el envejecimiento. «El silenciamiento de la proteína S6K1 lleva a prevenir una serie de afecciones relacionadas con la vejez en hembras de ratón», explicó el profesor Dominic Withers del instituto mencionado. «Los animales vivían más años, tenían menos grasa, eran más activos y, por regla general, estaban más sanos que los del grupo de control. Conseguimos añadir "vida a sus años" y "años a sus vidas".» Además, los científicos observaron que los efectos beneficiosos de bloquear la S6K1 están mediados por una actividad más intensa de la molécula AMPK (quinasa activada por AMP), que se considera un «indicador general del nivel de combustible» porque regula la cantidad de energía almacenada en el interior de las células. La AMPK interviene cuando disminuye la cantidad de energía celular, como suele ocurrir cuando se consumen menos calorías. En resumen, gracias a la información obtenida en este estudio, podrían hallarse nuevos métodos para el tratamiento de las enfermedades geriátricas. «Este estudio ha revelado una vía biológica que podría resultar fundamental para comprender la relación entre el envejecimiento y las enfermedades crónicas», señaló sir Mark Walport, director del Wellcome Trust, uno de los organismos patrocinadores de esta investigación.

Países

Alemania, Dinamarca, Reino Unido

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