En busca de la verdadera felicidad en la vejez
Una mayor esperanza de vida, junto con la evolución de las normas socioeconómicas, significa que la vida tras la jubilación está cambiando sustancialmente para muchas personas en el mundo. Sin embargo, el cambio no es positivo para todas ellas. Los jubilados pueden tener muchos años por delante, a veces con el lastre de una reducción de sus capacidades físicas y cognitivas. Y aunque este tiempo se dedicaba convencionalmente al cuidado de los miembros más jóvenes de la familia, este papel está disminuyendo a medida que la sociedad cambia. Como resultado, el aislamiento social y la soledad van en aumento. El objetivo del proyecto DREAM era reconsiderar la senectud y comprender el contexto socioeconómico que puede hacer que este período de la vida sea más interesante y satisfactorio. «El proyecto DREAM adopta la perspectiva de que la “vejez” puede ser un período emocionante y productivo, de soñar y pensar en el futuro y, si se desea, de reinventarnos en algo nuevo o diferente», comenta el profesor Fabio Casati de la Universidad de Trento (Italia) y coordinador del proyecto DREAM. En busca de la verdadera felicidad El equipo llevó a cabo un proyecto de investigación a nivel mundial, en el que participaron una gran variedad de personas: desde los nómadas de la fría Mongolia hasta los arrabales más pobres de Costa Rica y las capitales calurosas y densamente pobladas de Paraguay y Filipinas. Se realizaron dos tipos principales de estudios, a saber: un primer grupo para comprender qué contribuye al bienestar y la felicidad en la vejez, y un segundo grupo para evaluar tecnologías y procesos relacionados y su efecto en las personas. Se trataba de examinar varios métodos y herramientas que permiten a los individuos de todas las edades ser activos y productivos, en función de sus capacidades y anhelos. Esto abarcó desde tecnologías de persuasión y herramientas sencillas para favorecer la condición física, hasta facilitar que las personas contribuyan al progreso científico y a la innovación tecnológica. El profesor Casati, que realizó el trabajo gracias al respaldo del programa Marie Curie, explica: «Hemos desarrollado un gran número de estudios, más de los que habíamos previsto inicialmente, gracias al increíble apoyo de los socios del proyecto». La investigación brindó muchos descubrimientos curiosos. Por ejemplo, las personas muy mayores que viven en la pobreza manifestaron niveles de felicidad comparables a los de los jóvenes de los países más felices del mundo, siempre y cuando posean un sentimiento de crecimiento y realización en su vida. Además, mientras que muchos adultos tienden a regresar al campo a medida que envejecen, aquellos que permanecen en la ciudad manifiestan niveles más altos de felicidad. Un legado duradero «Ante todo, estoy orgulloso del equipo y de lo bien que todos trabajaron juntos con pasión, superando los complejos retos organizativos y emocionales que surgen debido a la naturaleza del proyecto», comenta el profesor Casati. El equipo, además de presentar una serie de propuestas de seguimiento, está trabajando en la puesta en práctica de los resultados a través del desarrollo de herramientas de calidad de producción que las personas puedan utilizar. Estas están dirigidas, específicamente, a tres áreas: tecnologías de externalización abierta que permiten un «envejecimiento productivo»; tecnologías que facilitan la prestación de servicios de salud; y tecnologías centradas en el concepto de un «centro de consulta», donde las personas mayores pueden ayudar en el diseño de aplicaciones de «software» para su grupo de edad y sus capacidades. El profesor Casati añade: «Fue una experiencia increíble para todos. Trabajamos con personas de todas las condiciones socioeconómicas, desde los más ricos hasta los más pobres. Diría que para muchos jóvenes investigadores constituyó una experiencia que cambió sus vidas. Creo que nos ayudó a todos a aprender una vez más lo que realmente importa en la vida: el amor a la familia y los amigos y el sentimiento de ayudar a los demás».
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