Las bacterias de la enfermedad gingival podrían llevarnos a un nuevo tratamiento de la artritis
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a 2,3 millones de europeos y representa una gran carga económica, con un volumen anual estimado de más de 240 000 millones de euros. Las opciones de tratamiento son limitadas e implican posibles efectos secundarios graves como la inmunodepresión. Los estudios recientes sugieren que una bacteria causante de enfermedad gingival, además de los microbios que habitan en el intestino, podrían contribuir a la artritis. El proyecto MaRiA tenía por objeto caracterizar el papel de esta microbiota en pacientes con inflamación crónica.
Higiene dental
«La inflamación es un proceso que nos protege durante la infección y las lesiones, pero que debe desactivarse cuando deja de ser necesario. La desactivación está regulada por lo que se conoce como mediadores prorresolutivos especializados», explica la jefa del proyecto Magdalena Flak. En las enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis, la vía biológica que controla la inflamación se queda atascada en la posición de activación. Los pacientes con artritis reumatoide tienen una mayor probabilidad de padecer enfermedad gingival. Tras el tratamiento de dicha enfermedad, a menudo experimentan una mejora de sus síntomas de reumatismo. El motivo de esto puede encontrarse en la «Porphyromonas gingivalis», una bacteria presente de forma natural en la boca. Flak explica que se trata de un patobionte, un microbio que suele ser benigno pero que, en ocasiones, causa enfermedades. Cuando Flak y sus colaboradores de la Universidad Queen Mary de Londres inocularon «P. gingivalis» a ratones artríticos, pudieron observar cómo caían los mecanismos de defensa de la pared intestinal.
Efecto de arrastre
Tras una observación más minuciosa, descubrieron que, durante la artritis, se reducía la concentración intestinal de la molécula antiinflamatoria resolvina D5 derivada del ácido docosapentaenoico n-3 (RvD5n-3 DPA), lo cual dejaba el intestino desprotegido frente a los efectos perjudiciales de la bacteria. En cambio, los ratones sin artritis no experimentaron los mismos efectos cuando se les inoculó la bacteria. «No se trata de que la “P. gingivalis” atraviese la barrera intestinal. Las concentraciones bajas de RvD5n-3 DPA, combinadas con el comportamiento patógeno de la “P. gingivalis”, hacen que el intestino sea más permisivo frente a la invasión de bacterias intestinales. Probablemente, esto provocará un aumento de la inflamación sistémica», comenta Flak. Cuando Flak trató ratones artríticos con RvD5n-3 DPA, se detuvo la descomposición de la barrera intestinal y se evitó el empeoramiento de la enfermedad articular por «P. gingivalis». «Aunque no revertimos la artritis por completo, logramos mejorarla de manera significativa», añade. Todavía no está claro cómo es capaz la «P. gingivalis» de reducir la actividad de RvD5n-3 DPA.
Tratamientos nuevos
«La financiación facilitó la colaboración dentro y fuera de nuestra institución. Me permitió difundir estos hallazgos entre la comunidad investigadora en congresos, pero también entre el público general», explica Flak, que llevó a cabo su investigación con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie. «En última instancia, me permitió desarrollar mi propia línea de investigación». Esto, comenta, incluye cuestiones como la manera en que interactúan el huésped y la microbiota, cómo afectan los mediadores lipídicos al comportamiento de las bacterias causantes de enfermedades y qué facilita el paso de las bacterias de un estado benigno a otro patógeno. Flak añade que el trabajo ayudará a preparar el camino para una nueva clase de tratamientos de la inflamación crónica basado en los mediadores lipídicos prorresolutivos especializados.
Palabras clave
MaRiA, reumatoide, artritis, encía, bacteria, «Porphyromonas», «gingivalis», inflamación, resolvinas, lípido, mediadores