Investigar cómo la experiencia personal distorsiona la percepción del riesgo futuro
Las ganancias y pérdidas (también conocido como recompensas) de las experiencias personales desempeñan un papel importante en la influencia sobre la conducta futura. Por ejemplo, se ha documentado(se abrirá en una nueva ventana) que las experiencias ganadoras en bolsa impulsan la predisposición a invertir. En el campo de las finanzas comportamentales, esta forma de actuar tiene implicaciones para otras pautas conductuales en la toma de decisiones financieras, como el instinto gregario(se abrirá en una nueva ventana). Sin embargo, se sabe poco sobre el mecanismo subyacente a estos efectos de las experiencias y la forma en que distorsionan las creencias sobre las acciones posteriores. En el proyecto PBDM, que asumió este reto y contó con el apoyo del programa de Acciones Marie Skłodowska-Curie, se investigaron los efectos de las recompensas personales sobre las decisiones en circunstancias que requieren tomar decisiones reiteradas bajo condiciones inciertas, como en el sector financiero.
De la teoría al mundo real
Como punto de partida, se creó y validó experimentalmente un marco teórico para mostrar la forma en que las recompensas experimentadas distorsionan las creencias. Tras algunas dificultades iniciales al tender puentes entre la teoría y la práctica, se llevó a cabo un experimento, cuyos resultados se publicaron en la revista «The Economic Journal»(se abrirá en una nueva ventana). Una conclusión clave del experimento es su dilucidación de un problema habitual que afrontan muchos agentes que toman decisiones en situaciones de incertidumbre: los logros y las experiencias positivas anteriores pueden impedir que las personas admitan nueva información negativa y, de ese modo, hacen que sean demasiado optimistas sobre el futuro. El coordinador del proyecto, Peiran Jiao, explica que el modelo teórico tiene implicaciones prácticas fundamentales: «Muestra que, en bolsa, por ejemplo, los inversores deberían tener cuidado de no dejarse influir por las ganancias y pérdidas personales al considerar los valores. Más concretamente, deberían prestar más atención a la aleatoriedad potencial subyacente del problema en cuestión y al hecho de que su propia experiencia es tan solo una muestra, y muy probablemente sesgada, de toda la distribución subyacente». Se trata de una dificultad que guarda relación con una amplia gama de agentes del sector financiero y de otros sectores. Del mismo modo que un inversor puede llegar a ser demasiado optimista sobre unas acciones tras haber conseguido ganancias, un consumidor también puede llegar a estar demasiado apegado a una marca tras una buena experiencia con ella. «Una vez conocido el potencial de este tipo de sesgo, las personas deberían tener cuidado a la hora de formar y poner al día sus creencias sobre los problemas reales», afirma Jiao.
Amplio potencial de aplicación, aunque hay que seguir investigando
Si bien los resultados del proyecto podrían contribuir a múltiples disciplinas, son especialmente valiosos para mejorar el bienestar de los inversores. En concreto, los resultados proporcionan a los intermediarios financieros —bancos, fondos y empresas de corretaje— herramientas para mejorar los rendimientos de sus clientes en bolsa. Además, ofrecen a gobiernos, ONG como la Federación Europea de Inversores y Usuarios de Servicios Financieros(se abrirá en una nueva ventana) y programas de protección de inversores la base necesaria para diseñar programas de formación para inversores que puedan concienciar sobre los sesgos de creencia basados en recompensas. Aunque los resultados del proyecto contribuyeron significativamente a comprender los efectos de la experiencia sobre las creencias y decisiones, Jiao cree que todavía queda por analizar un paso decisivo. «Cuando los investigadores estudian esta cuestión, suelen dar por sentado que la experiencia real y la recompensa experimentada influyen en las decisiones posteriores. Sin embargo, cuando las personas toman decisiones, se basan en el recuerdo de experiencias pasadas y la memoria no es un repositorio preciso e imparcial de información previa». Jiao prosigue su investigación en este ámbito y genera resultados pertinentes para un amplio espectro de interacciones de la sociedad que dependen de la experiencia personal.