Ante todo, no causar daño: reducir los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer
Los tratamientos más habituales contra el cáncer suelen implicar la extirpación quirúrgica del tumor, combinada con terapias para erradicar las células metastásicas(se abrirá en una nueva ventana) (células cancerosas que se extienden a otras partes del organismo). La quimioterapia(se abrirá en una nueva ventana), por ejemplo, suele administrarse antes de la intervención quirúrgica para reducir el tamaño del tumor y después de ella para evitar posibles metástasis. Los procedimientos como la quimioterapia tienen como objetivo inducir la muerte celular. Sin embargo, en algunos pacientes, las células resistentes a la terapia pueden sobrevivir y dar lugar a la recidiva del tumor. «Los propios procedimientos y terapias pueden influir en el entorno de las células tumorales supervivientes», explica el coordinador del proyecto Cancer-Recurrence(se abrirá en una nueva ventana), Jacco van Rheenen, del Instituto Neerlandés Contra el Cáncer (NKI)(se abrirá en una nueva ventana). «Quería estudiar algunos efectos secundarios no deseados de las terapias, para ver cómo podríamos reducir las recidivas tumorales. De este modo, se podrían abrir nuevas vías terapéuticas, lo que permitiría mejorar los resultados de una amplia gama de tratamientos contra el cáncer».
Efectos secundarios no deseados
El proyecto Cancer-Recurrence, que contó con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana), comenzó con un estudio retrospectivo de pacientes a los que se les había practicado una biopsia (extracción de muestras de tejido). También se aplicaron técnicas de imagenología intravital(se abrirá en una nueva ventana), una forma de microscopía que permite observar los procesos biológicos en alta resolución, en ratones. «Desarrollamos nuevos modelos murinos, herramientas de imagenología intravital y enfoques de secuenciación de células individuales, para estudiar si las células cancerosas supervivientes sufren un cambio en su composición o características», añade van Rheenen. «A continuación, utilizamos estas herramientas para examinar cómo se propagan estas células a sitios distantes y podrían reavivar los tumores». Se identificaron algunos aspectos negativos no deseados de las biopsias. «Nuestros estudios sugieren que las biopsias con aguja pueden inducir una respuesta inflamatoria», afirma van Rheenen. «Este hecho puede después provocar un aumento de la proliferación y la migración de las células cancerosas restantes». Más concretamente, van Rheenen y su equipo pudieron demostrar cómo ciertas células tumorales migran y proliferan mediante el reclutamiento de macrófagos, células especializadas que participan en la detección y destrucción de organismos nocivos. El proyecto Cancer-Recurrence logró concluir que, al inhibirse la concurrencia de estos macrófagos, podrían aumentarse los beneficios clínicos de las intervenciones quirúrgicas y las biopsias. Se comprobó que la administración de dexametasona, un esteroide comúnmente utilizado para tratar inflamaciones, provocaba la supresión de la respuesta inflamatoria observada y el posterior crecimiento del tumor tras la biopsia, tanto en ratones como en humanos.
Nuevos enfoques tratamentales
Los resultados del proyecto abren nuevas vías para tratar los tumores que se centran en el paciente, en vez de en la enfermedad. «Aunque los pacientes suelen tratarse según un mismo régimen terapéutico, sabemos que las terapias a menudo solo son beneficiosas para un número reducido de pacientes», explica van Rheenen. «Esto significa que tratamos en exceso a muchos pacientes, lo que conlleva efectos secundarios no deseados». El siguiente paso para van Rheenen y su equipo es identificar a los pacientes que más se benefician de determinados tratamientos, por ejemplo, la quimioterapia, y evitar tratar a aquellos pacientes que no obtienen beneficio. «Para ello, se requiere identificar buenos biomarcadores», señala. «Por eso, pretendemos continuar esta investigación y estudiar diferentes tipos de tratamiento y de cánceres». El éxito del proyecto Cancer-Recurrence ha permitido a van Rheenen crear una nueva línea de investigación en su laboratorio, centrada en los efectos secundarios no deseados de las terapias. «Es importante, ya que una de las primeras cosas que aprende un médico durante sus estudios es “Primum non nocere”, lo primero es no hacer daño», concluye.