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PROMOTING ACTIVE AGEING: FUNCTIONAL NANOSTRUCTURES FOR ALZHEIMER’S DISEASE AT ULTRA-EARLY STAGES.

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Nuevas técnicas para la detección temprana de la enfermedad de Alzheimer

Se ha logrado un importante avance en el desarrollo de herramientas terapéuticas y de diagnóstico para combatir la enfermedad de Alzheimer. Esto podría tener repercusiones muy favorables para nuestra población que envejece.

La demencia es un síndrome clínico caracterizado por una disminución progresiva de la memoria, el lenguaje y la función encefálica, y que provoca cambios en la personalidad y el comportamiento. La enfermedad de Alzheimer(se abrirá en una nueva ventana) (EA) es, con diferencia, la causa más común de demencia, puesto que representa hasta el 80 % de todos los diagnósticos de demencia. «La atención y el apoyo a los pacientes con demencia tienen consecuencias de gran alcance para las familias, los sistemas sanitarios y la sociedad en su conjunto», destaca Tomás Sobrino, coordinador del proyecto PANA(se abrirá en una nueva ventana) del Servicio Gallego de Salud(se abrirá en una nueva ventana) (sitio web en gallego) (España). «Con una población mundial que envejece, los problemas de deterioro de la memoria relacionados con la edad serán más importantes y pertinentes para la calidad de vida». Si bien el diagnóstico precoz de la EA es fundamental para permitir que las personas reciban la atención y los tratamientos que necesitan, esto es todo un desafío. En primer lugar, existe una superposición importante entre muchos trastornos neurodegenerativos, lo que dificulta el diagnóstico. En segundo lugar, los cambios en la función encefálica pueden ocurrir años antes de la aparición de los primeros síntomas. Sobrino afirma: «Las primeras intervenciones después de un diagnóstico de EA suelen realizarse demasiado tarde. Sin un diagnóstico precoz certero es muy difícil modificar el curso neurodegenerativo de la enfermedad. Este es el principal desafío».

Herramientas de diagnóstico precoz

Por esta razón, el equipo del proyecto PANA se propuso desarrollar nuevas e innovadoras herramientas de diagnóstico precoz. Para ello, se centró en encontrar formas novedosas de detectar proteínas específicas asociadas con la evolución de la enfermedad. Se sabe que la expresión de una proteína neuronal llamada tau(se abrirá en una nueva ventana), por ejemplo, aumenta a medida que avanza la EA. Sobrino añade: «la tau también experimenta modificaciones que hacen que esta proteína sea más tóxica. Desarrollamos un sistema “in vitro” que permite a los científicos identificar rápidamente las modificaciones de la tau en muestras del líquido cefalorraquídeo(se abrirá en una nueva ventana) de las personas». Para la detección no invasiva «in vivo», el equipo del proyecto desarrolló medios de contraste de nanopartículas, que no solo reconocen las modificaciones de la proteína tau en el cuerpo, sino que también pueden rastrearse utilizando tecnologías de imagenología no invasiva como la resonancia magnética nuclear(se abrirá en una nueva ventana) (RMN). «Esta innovación podría permitir que el personal médico identifique rápidamente a los pacientes en riesgo de desarrollar EA, cuando posiblemente solo tengan un deterioro neurológico leve», dice Sobrino. Finalmente, el equipo realizó estudios preclínicos para probar las propiedades terapéuticas de nuevos anticuerpos (moléculas que reconocen selectivamente una proteína) contra la modificación de la proteína tau. Querían comprobar si los anticuerpos podían bloquear las modificaciones de la tau y ser usados para supervisar la evolución de la enfermedad al mismo tiempo. Sobrino comenta: «Nuestros hallazgos iniciales muestran que los múridos con EA en los que se probó este anticuerpo sufrieron menos neurodegeneración. Por lo tanto, pudimos desarrollar no solo nuevas estrategias de diagnóstico, sino también terapéuticas».

Tratamientos de próxima generación

Los avances del proyecto en el desarrollo de herramientas terapéuticas y de diagnóstico podrían ser muy importantes para el tratamiento de la EA. En concreto, PANA ha impulsado tres innovaciones prometedoras: un sistema «in vitro» para la detección precoz de la EA; el uso de nanopartículas para detectar de forma no invasiva los cambios en las proteínas del cuerpo; y el empleo de anticuerpos para tratar y supervisar la evolución de la enfermedad. «El diagnóstico precoz crea el potencial para modificar el curso de la enfermedad», agrega. «Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer. Los kits de inmunodiagnóstico “in vitro” están cerca de la comercialización, pero debemos asegurarnos de que cumplan con las normativas». Se necesita más investigación preclínica para los medios de contraste de nanotecnología. Cruzar la barrera hematoencefálica, por ejemplo, sigue siendo un reto. Mientras tanto, los anticuerpos están bien posicionados para ser probados en un futuro próximo. «Probamos la eficacia y la toxicidad de estos anticuerpos, lo que sentó las bases para futuros ensayos clínicos», señala Sobrino.

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