La agrobiomasa ofrece un potencial energético sostenible
La biomasa, que incluye material orgánico derivado de las plantas, tiene un enorme potencial para su uso en calefacción y generación de electricidad. Aumentar nuestro uso de la biomasa con estos fines podría ayudar a diversificar nuestro suministro de energía, alejarnos de los combustibles fósiles y crear nuevos puestos de trabajo sostenibles en las zonas rurales. De hecho, una fuente clave de biomasa infraexplotada es la agricultura, en que grandes cantidades de material rico en energía, que podrían utilizarse como fuente de calor, a menudo se queman en fuegos controlados en los campos o se dejan pudrir.
Valorización de la biomasa agrícola
El equipo del proyecto AgroBioHeat, financiado con fondos europeos, vio una gran oportunidad para valorizar este material de una manera más sostenible y rentable. «En general, se pueden definir tres tipos diferentes de agrobiomasa», explica el coordinador del proyecto AgroBioHeat, Manolis Karampinis, del Centro de Investigación y Tecnología Hellas (Grecia). «La mayor fuente en términos de volumen son, con diferencia, los residuos agrícolas. Estos incluyen materiales como la paja de la producción de cereales y los residuos de maíz y de las podas de olivares, viñedos y huertos de árboles frutales». La segunda fuente son los residuos agroindustriales. Esta categoría incluye, por ejemplo, los residuos sólidos restantes de la producción de aceite de oliva o aceite de girasol y las cáscaras procedentes de las plantas de procesamiento de frutos secos, entre otros. Una tercera fuente son los cultivos energéticos perennes, es decir, especies cultivadas expresamente para la obtención de biomasa. Las plantas como las «Miscanthus» ofrecen altos rendimientos de biomasa y pueden cultivarse en tierras marginales o infrautilizadas.
Apoyo para nuevas iniciativas
El proyecto AgroBioHeat se propuso identificar formas prácticas para que las comunidades rurales de toda Europa aprovechen al máximo estas oportunidades. Se seleccionaron seis países europeos que ofrecen una amplia gama de sectores agrícolas, climas y ecosistemas. A continuación, se aprovecharon y desarrollaron soluciones adaptadas a cada contexto concreto. «Nos pusimos en contacto con agentes del mundo rural a través de encuentros y talleres, a fin de promover buenas prácticas sobre el uso de la biomasa local para la calefacción», añade Karampinis. «Después de identificar iniciativas prometedoras, pudimos brindar apoyo técnico o consejos sobre logística». Se respaldó a un total de trece iniciativas. Estas incluyeron la construcción de una prensa de subproductos del aceite de oliva para producir agrobiopellets en Croacia, la construcción de dos plantas de calefacción a base de agrobiomasa en Rumanía y la instalación de una caldera piloto en España para aprovechar la biomasa del arranque de las plantaciones de árboles frutales. «Se considera que la agrobiomasa es un combustible con el que es difícil trabajar», afirma Karampinis. «Pueden surgir problemas durante la combustión. Por eso, realizamos una serie de pruebas a escala de laboratorio y de campo para probar la tecnología disponible comercialmente. Descubrimos que ya existen soluciones en el mercado y que pueden ofrecer el mismo buen rendimiento que los combustibles de biomasa leñosa».
Desarrollo del sector de la agrobiomasa
Además de proporcionar apoyo técnico, el equipo del proyecto promovió varios ejemplos de éxito mediante fichas informativas y vídeos. Asimismo, se identificó la necesidad de promulgar políticas específicas de apoyo y se desarrollaron estrategias nacionales para cada uno de los seis países. También se presentaron recomendaciones de reglamentos a escala de la Unión Europea sobre calderas de combustible sólido. Por último, el equipo del proyecto desarrolló el Agrobiomass Observatory, una herramienta en línea innovadora que reúne casos de mejores prácticas de agrobiomasa, proveedores y fabricantes de equipos. La herramienta, disponible en siete idiomas, facilitará el desarrollo del sector de la agrobiomasa en Europa. «Ahora, el objetivo es ayudar a que estas tecnologías maduren y promover entre más países y agentes la idea de aprovechar la agrobiomasa», señala Karampinis. «Actualmente nos encontramos en un momento crítico para el sistema energético europeo. No tiene sentido perder kilovatios hora quemando biomasa en los campos, en lugar de utilizar la tecnología moderna para generar calor renovable».
Palabras clave
AgroBioHeat, energía, agrícola, calefacción, biomasa, agrobiomasa, rural, electricidad