Eliminación progresiva de los insumos controvertidos de la agricultura ecológica y convencional
Aunque la Unión Europea (UE) está comprometida a tener el 25 % de las tierras agrícolas dedicadas a la agricultura ecológica para 2030, todavía persisten varios problemas en el sector. Una prioridad fundamental para el sector ecológico es sustituir ciertos insumos controvertidos —como los plaguicidas fabricados con aceites minerales o cobre— por alternativas sostenibles y rentables. El equipo del proyecto Organic-PLUS (Pathways to phase-out contentious inputs from organic agriculture in Europe) se propuso proporcionar a los agricultores y a los responsables políticos vías viables para la eliminación o sustitución de los insumos controvertidos. Ulrich Schmutz, coordinador del proyecto Organic-PLUS y catedrático de la Universidad de Coventry en el Reino Unido, explica: «Aplicamos las ideas de la agroecología y la economía ecológica para analizar varios escenarios de eliminación. Queríamos ser transparentes respecto a los problemas y conseguir que todo el mundo estuviera de acuerdo». El proyecto comenzó evaluando los insumos controvertidos que se utilizan actualmente en la agricultura europea mediante entrevistas de expertos con agricultores convencionales y ecológicos, organismos de certificación, proveedores y fabricantes ecológicos de Europa, con especial atención a los países mediterráneos. El equipo del proyecto también quería conocer la opinión de los consumidores y llevó a cabo una encuesta representativa a gran escala de los consumidores. Se evaluaron las posibles alternativas y se realizaron ensayos para probarlas. A continuación, el equipo del proyecto emprendió evaluaciones ambientales, sociales y económicas de todos los posibles escenarios de eliminación. «En este sentido, Organic-PLUS complementó otros proyectos financiados con fondos europeos, como RELACS», señala Schmutz. «El uso del cobre en la protección de los cultivos es un gran problema, y cada cultivo es diferente. Cada proyecto ha podido analizar diferentes cultivos, para ofrecer una visión más amplia. Se aplicó el mismo procedimiento para los insumos controvertidos».
Vías hacia una agricultura más sostenible
A partir de este trabajo, se identificaron una serie de vías de eliminación gradual. Por ejemplo, el proyecto sugiere que el cobre como fungicida podría reducirse de 4 kg/ha al año a 2 kg/ha para 2027, con la entrada en el mercado de alternativas viables como el aceite vegetal. Schmutz declara: «Este es un problema que ha perseguido al sector ecológico durante más de treinta años. Estoy encantado de ver la luz al final del túnel. Con todo, seguimos necesitando apoyo político para los tratamientos alternativos». Por otro lado, los aceites minerales para la protección de las plantas podrían eliminarse gradualmente ahora mismo, ya que existen alternativas disponibles. Otra conclusión importante es que el acolchamiento con plásticos derivados de combustibles fósiles podría eliminarse antes de 2030. Aunque existen bioplásticos biodegradables alternativos, es necesario seguir investigando acciones de innovación más pertinentes. La turba fue otro de los temas polémicos que abordó el proyecto. Producidas por la descomposición de las plantas de pantanos, las turberas constituyen excelentes sumideros de carbono. El drenaje, el trasplante y el uso de la turba como abono orgánico del suelo se consideraron muy problemáticos. «La eliminación de la turba como medio de cultivo en la horticultura del Reino Unido, acordada jurídicamente, es un buen ejemplo de cómo nuestra investigación puede ayudar con alternativas sostenibles a los insumos controvertidos —expone Schmutz—. Los pioneros en la eliminación gradual tendrán una ventaja competitiva en la bioeconomía sin necesidad de extraer turba ni tener que restaurar las turberas». La eliminación de los antibióticos utilizados en la producción animal fue reconocida como un reto importante y solo es posible a través de un replanteamiento de los actuales sistemas ecológicos intensivos. «Si no se recrea un paisaje de pastoreo mixto con agrosilvicultura, las explotaciones tendrán pocas posibilidades de llegar a ser ecológicas sin uso de antibióticos para 2050», añade Schmutz.
Alimentos de alta calidad y bajo impacto ambiental
Schmutz señala que otro problema es que los insumos controvertidos son muy diversos. «Nuestro proyecto pudo crear un modelo, que incluye aspectos como la evaluación del ciclo de vida, que podría utilizarse para evaluar otras cuestiones controvertidas en el futuro». Al eliminar progresivamente todos los insumos controvertidos de la agricultura ecológica, Schmutz y su equipo creen que el sector puede mantener su liderazgo en prácticas sostenibles, las cuales podrían extenderse a la agricultura convencional. También hay esperanzas de que la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica (IFOAM) acepte las normas de la UE relativas a la eliminación gradual de los insumos controvertidos. «Hemos podido demostrar que todos los insumos controvertidos pueden eliminarse progresivamente; la única cuestión es cuándo —comenta—. Nuestra investigación también beneficiará a los consumidores, al ser transparentes en cuanto a los costes que conlleva lograr que nuestra producción de alimentos sea más sostenible. Se trata de generar confianza y de que los consumidores valoren las inversiones realizadas en esta eliminación gradual».
Palabras clave
Organic-PLUS, agroecología, sostenible, alimentos, ecológico, agricultores, cultivo, cobre, turba, bioplásticos, controvertidos, insumo
