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Cellular substrate of abnormal network maturation in neuropsychiatric disorders

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Las «psicocélulas» permiten acceder a nuevas posibilidades terapéuticas

Unos descubrimientos innovadores sobre los orígenes genéticos de la esquizofrenia podrían abrir algún día la puerta a nuevos tratamientos para este trastorno neuropsiquiátrico.

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Los trastornos neuropsiquiátricos, como la esquizofrenia, representan una importante carga social e individual. La atención, la toma de decisiones y la memoria a corto plazo deficientes, así como las dificultades en el pensamiento abstracto, son sus características típicas. Las deficiencias cognitivas suelen aparecer incluso antes de la manifestación clínica de la enfermedad, durante el comienzo de la edad adulta, y perduran durante toda la vida de la persona. «La mayoría de los estudios neuropsiquiátricos se han centrado en las causas de la enfermedad con el objetivo de desarrollar tratamientos», señala la coordinadora del proyecto PSYCHOCELL Ileana Hanganu-Opatz, catedrática del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf, en Alemania. «La esquizofrenia tiene un origen dual, ya que está causada por defectos en diferentes genes, en combinación con factores de estrés ambiental como la exposición vírica embrionaria, la drogadicción y el desamparo social».

Deterioro encefálico durante el desarrollo de la enfermedad

Se ha planteado la hipótesis de que la esquizofrenia es un trastorno del desarrollo neurológico, es decir, que el deterioro encefálico se produce mucho antes de la aparición de los síntomas clínicos. Sin embargo, las pruebas experimentales son más bien escasas, debido en parte a las limitaciones éticas y técnicas de las investigaciones encefálicas en bebés y niños. En el proyecto PSYCHOCELL, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, se propusieron superar estas dificultades mediante modelos murinos para identificar las causas de la enfermedad. El equipo del proyecto había desarrollado previamente técnicas pioneras para controlar la función encefálica y manipular la actividad neuronal en ratones desde su nacimiento. «El objetivo principal del proyecto era identificar el deterioro encefálico que está presente durante el desarrollo temprano y contribuye a los síntomas posteriores de la enfermedad en los comienzos de la edad adulta», explica Hanganu-Opatz. «En concreto, buscábamos las “psicocélulas”, aquellas neuronas que podrían ser especialmente vulnerables a la disfunción y, por tanto, dianas potenciales susceptibles de futuros tratamientos».

Interacciones en las redes prefrontal-hipocámpicas

En el laboratorio de Hanganu-Opatz se investigaron regiones del encéfalo dedicadas a las facultades cognitivas que están profundamente alteradas en la esquizofrenia: la corteza prefrontal y el hipocampo. Dentro de la corteza prefrontal, Hanganu-Opatz y su equipo pudieron demostrar que algunas neuronas de las capas corticales superiores generan ritmos oscilatorios rápidos. Estos se identificaron como críticos para el rendimiento cognitivo de los ratones adultos. «En consonancia con el título bastante provocador de este proyecto de alto riesgo, pudimos identificar un grupo de neuronas en la corteza prefrontal que podríamos denominar “psicocélulas”», afirma. «Estas neuronas son las que generan la actividad oscilatoria rápida en la corteza prefrontal». En los modelos murinos de esquizofrenia investigados, las neuronas piramidales de la capa superior no generaban estos ritmos. Esto se debía a que carecían de las conexiones sinápticas necesarias que han sido excesivamente engullidas por la microglia hiperactiva, las células inmunitarias del encéfalo. Lo que es más importante, la reducción de la actividad microglial con antibióticos durante un período específico del desarrollo evitó la disfunción encefálica y el deterioro cognitivo en la edad adulta.

Diferentes fases de desarrollo de la enfermedad

Poco después de publicarse los resultados del proyecto, psiquiatras de varias universidades se pusieron en contacto con Hanganu-Opatz para realizar más pruebas piloto en pacientes de alto riesgo. «Por desgracia, los datos obtenidos hasta ahora en ratones muestran claramente que la reducción de la actividad microglial solo era eficaz durante un intervalo de tiempo definido de desarrollo muy temprano (es decir, en humanos, embrionario)», añade. «Para pasar de los ratones a los humanos, debemos controlar las etapas posteriores del desarrollo, a fin de identificar otros intervalos de tiempo de mayor vulnerabilidad prefrontal. Esto permitiría realizar tratamientos selectivos a través de “psicocélulas” específicas». Hanganu-Opatz se propone continuar su trabajo colaborando con médicos y, con el tiempo, probando manipulaciones específicas de las células seleccionadas en pacientes humanos de alto riesgo.

Palabras clave

PSYCHOCELL, esquizofrenia, neuropsiquiatría, encéfalo, enfermedad, genes, psiquiatras

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