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Nuevas técnicas anuncian un método personalizado para el diagnóstico oftalmológico

Una nueva forma de caracterizar la biomecánica de la córnea permitirá diagnosticar antes y tratar mejor las enfermedades que amenazan la vista.

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En la actualidad, los oftalmólogos utilizan parámetros como la topografía corneal o el examen de la forma de la córnea para detectar queratocono, una enfermedad ocular. Sin embargo, este método solo detectará el problema cuando ya se hayan producido daños en la córnea. Se necesitan nuevos métodos y un mejor conocimiento de las propiedades de la córnea para hacer frente a esa y otras enfermedades oculares graves.

Revelación de la biomecánica ocular

El equipo del proyecto IMCUSTOMEYE, financiado con fondos europeos, se propuso desarrollar un dispositivo de imagenología no invasivo, capaz de caracterizar la biomecánica de la córnea, con el fin de mejorar tanto la detección como el tratamiento de diversas enfermedades. «La medición de la biomecánica de la córnea es una necesidad no cubierta. Hasta la fecha no existe ningún instrumento comercial que proporcione un mapa de las propiedades mecánicas de la córnea», afirma Susana Marcos, coordinadora del proyecto y directora del Laboratorio de Óptica Visual y Biofotónica en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El equipo utilizó la tomografía de coherencia óptica (TCO nanosensible), junto con un estímulo corneal sin contacto, para ofrecer nuevas técnicas de imagen que fueron validadas en el laboratorio y demostradas en la práctica clínica. El sistema proporciona una visión sin obstáculos de la deformación corneal desde múltiples ángulos. También puede capturar la topografía corneal tridimensional basada en TCO, generando así mediciones tomográficas y biomecánicas con una sola herramienta. Las propiedades biomecánicas se obtienen a partir del acoplamiento del dispositivo de formación de imágenes y el estímulo deformador. Eso provoca macrodeformaciones (soplo de aire), microdeformaciones moduladas (sonido) u ondas de amplitud nanométrica que se propagan lateralmente (ultrasonido) en la córnea. El equipo ideó una forma de convertir las amplitudes de deformación, las frecuencias de resonancia y las velocidades de propagación de las ondas en biomarcadores para medir la salud de la córnea. Este método podría ser útil para producir herramientas de diagnóstico precoz con fines de cribado.

Referencia para obtener córneas sanas y un diagnóstico precoz

Estas nuevas técnicas se incorporaron a prototipos compactos y se utilizaron para establecer una referencia de la biomecánica corneal en una población sana. El equipo las utilizó para realizar estudios clínicos en pacientes con queratocono, pacientes con intervención quirúrgica previa y posterior a la queratomileusis «in situ» asistida con láser y, por último, en un tercer grupo de pacientes que se habían sometido a cirugía de segmento anular intracorneal y reticulación corneal. Los datos resultantes se utilizaron para elaborar mapas biomecánicos de la córnea e identificar biomarcadores de anomalías corneales. «Somos capaces de identificar el queratocono a partir de la comparación de los biomarcadores con los de una población normal, lo cual ayuda al diagnóstico y permite identificar a los pacientes con un potencial riesgo de ectasia. El dispositivo es sensible, capaz de detectar el queratocono en una fase muy temprana, antes de cualquier otro síntoma», explica Marcos. Pero eso no es todo. Los datos del proyecto también se utilizaron para simular la respuesta de la córnea ante diferentes presiones.

Datos personalizados de los pacientes

Los oftalmólogos se basan en mediciones estándar para calcular la presión interocular (PIO) o la presión del líquido ocular. La hipertensión ocular es el principal factor de riesgo del glaucoma, por lo que la capacidad de medir con precisión la PIO de cada paciente podría mejorar significativamente los resultados. «Las propiedades mecánicas de la córnea afectan a las mediciones estándar de la PIO», señala Marcos. Ser capaz de medirlas en cada paciente será relevante para obtener valores precisos de PIO y, por tanto, para el diagnóstico del glaucoma. El estudio de mercado de IMCUSTOMEYE indica una demanda potencial de un dispositivo más sofisticado capaz de cartografiar la biomecánica y la topografía corneales —lo que podría ayudar a planificar intervenciones quirúrgicas— y de un segundo dispositivo más barato para su uso en el cribado de la enfermedad y la medición de la PIO.

Palabras clave

IMCUSTOMEYE, biomecánica corneal, ojo, enfermedad, queratocono, ectasia, glaucoma, PIO, presión interocular, biomarcadores, anomalía corneal

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