Aprovechamiento del potencial médico de la achicoria
Los seres humanos han apreciado las variedades de achicoria desde hace siglos, disfrutando de ella por su característico sabor amargo —en endibias, por ejemplo— y también por sus flores azules. La raíz de achicoria se cultiva por la inulina, un probiótico natural que estimula el sistema inmunitario. Sin embargo, el potencial de esta planta es mucho mayor. La achicoria acumula de forma natural grandes cantidades de terpenos, compuestos naturales que las plantas utilizan para defenderse de herbívoros o atraer a polinizadores. Los terpenos también poseen una amplia variedad de propiedades medicinales, lo que los convierte en una fuente prometedora de nuevos medicamentos. En el proyecto CHIC, financiado con fondos europeos, se investigó el potencial de las técnicas avanzadas de edición del genoma para ayudar a la achicoria a alcanzar todo su potencial. El consorcio de CHIC trabajó para mejorar la calidad de la achicoria y adaptarla para producir tanto inulina más saludable como cantidades suficientes de terpenos medicinales. «Aunque muchos terpenos de otras plantas tienen propiedades medicinales, las propiedades medicinales de los terpenos de la achicoria eran en gran parte desconocidas», comenta Dirk Bosch, jefe del grupo de sistemas metabólicos aplicados en la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen y coordinador del proyecto CHIC. En el proyecto CHIC se demostró que la achicoria puede producir eficazmente no solo fibras alimentarias saludables, sino también terpenos con usos medicinales. «Es probable que también pueda producir terpenos para otras aplicaciones, como cosméticos, protectores naturales de cultivos y quizás incluso componentes básicos para biopolímeros», explica Bosch. «Una fábrica ecológica de base biológica», añade.
La achicoria y CRISPR
Desarrollar una nueva variedad vegetal mediante fitomejoramiento convencional puede llevar decenios. El equipo de CHIC trató de crear nuevas variedades en un menor plazo utilizando la edición del genoma para transformar la achicoria en un cultivo polivalente capaz de producir inulina dietética y terpenos bioactivos. A través del proyecto, el consorcio de CHIC evaluó técnicas de edición del genoma como, por ejemplo, distintas variaciones de https://es.wikipedia.org/wiki/CRISPR (CRISPR)-Cas, que funciona como unas tijeras moleculares para realizar pequeños cambios en el genoma de un organismo. El proyecto tenía tres pilares: elaboración y aplicación de protocolos CRISPR para la achicoria; investigación de la seguridad y el impacto socioeconómico y medioambiental de las nuevas variedades; y, por último, comunicación con las partes interesadas y un público amplio.
Mejora de los conocimientos sobre la achicoria
Debido a la limitación temporal del proyecto, el equipo no pudo cultivar suficientes variedades editadas genómicamente a una escala lo bastante grande como para permitir experimentos biomédicos extensivos. Sin embargo, los análisis del material disponible confirmaron la acumulación de productos con propiedades saludables, tanto ya conocidas como recién descubiertas a través del proyecto. «Los experimentos preliminares con compuestos bioactivos procedentes de plantas al final del proyecto parecían muy prometedores», señala Bosch. El proyecto CHIC consiguió diversos resultados satisfactorios. El equipo descubrió nuevas bioactividades medicinales prometedoras de los compuestos de achicoria y creó variedades de achicoria que producen inulina y terpenos medicinales más saludables. El trabajo también amplió los conocimientos sobre la biología de la achicoria, al descubrir, por ejemplo, la forma en se producen estos compuestos y en qué tejidos.
Debates públicos
La idea de la edición del genoma de las especies vegetales de cultivo sigue suscitando cierta controversia, por lo que el equipo de CHIC organizó una serie de debates públicos y seminarios en los que participaron artistas para inspirar debates y, junto con los científicos del proyecto, interactuar con el público en general y las escuelas. Los sociólogos de CHIC organizaron debates y simposios dedicados a las partes interesadas tanto a nivel local como europeo. Durante la pandemia de COVID-19, el equipo también organizó eventos en línea. «Estas actividades interactivas fueron realmente inspiradoras y, en los debates, cada uno de los distintos públicos manifestó reacciones diversas», concluye Bosch.
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