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Children and social robots: An integrative framework

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¿Futuros amigos? Cómo se relacionan los niños con los robots sociales

Ante la previsión de que los robots sociales formarán, cada vez más, parte de la vida cotidiana de los niños, en CHILDROBOT querían saber cómo interactúan realmente los niños con estas tecnologías, por qué y con qué efectos.

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Los robots sociales —robots que interactúan con las personas, a menudo como animales o juguetes— se utilizan en diversas circunstancias. Aunque están en residencias de ancianos para ayudar a tratar enfermedades como la demencia, también se utilizan con niños; para la educación, como terapia (por ejemplo, con el autismo) o como apoyo para los niños que reciben tratamiento hospitalario. Sin embargo, según Jochen Peter, de la Universidad de Ámsterdam, aunque la investigación en este campo es muy animada, tiene con frecuencia un enfoque algo limitado. «Carecemos de un marco conceptual porque, a menudo, se ha centrado más la atención en la práctica que en la teoría —explica—. Las investigaciones solían centrarse en la aceptación y el uso de los robots sociales por parte de los niños, por separado de las consecuencias». El equipo del proyecto CHILDROBOT, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, se basó en investigaciones de campos tan diversos como la robótica, la psicología y las ciencias de la comunicación para colmar las lagunas existentes. «Reconociendo que los actores no humanos, como los robots sociales, pueden desempeñar más funciones de modelo social, tradicionalmente del dominio de las personas, nuestras conclusiones destacan la importancia de un debate más transparente sobre los robots, con un diseño más responsable», comenta Peter. Un éxito clave del proyecto fue validar que su metodología de investigación, incluidas las medidas de autoinforme, era aplicable a los niños pequeños. En la actualidad, otros investigadores utilizan cada vez más estas medidas y algunas de las conclusiones ya publicadas del proyecto, especialmente las que examinan los sentimientos de cercanía o confianza de los niños hacia un robot.

Fundamentos teóricos, experimentos y encuestas de seguimiento

Los estudios de CHILDROBOT se centraron en más de mil seiscientos niños de ocho a nueve años. El equipo se basó en teorías de comunicación interpersonal para explicar los procesos y las consecuencias de este nuevo tipo de interacción. «Por ejemplo, la tendencia de los niños a antropomorfizar a los robots y su percepción de que los robots pueden entender lo que piensan explican en parte cómo y por qué los niños entablan amistad con ellos», señala Peter. El equipo llevó a cabo experimentos, en los que un niño interactuaba con un robot, seguidos de encuestas. En los experimentos, realizados en escuelas y museos, los robots estaban preprogramados para comportarse y hablar con los niños de una determinada manera. A continuación, los niños respondieron a preguntas formuladas por entrevistadores formados. Algunos niños también interactuaron con un robot social en casa y fueron encuestados en línea cada dos semanas sobre la experiencia.

Tres conocimientos clave

El equipo descubrió que la aceptación de los robots sociales por parte de los niños está más relacionada con sus actitudes hacia los robots y sus propias normas sociales que con características individuales de personalidad, como ser más ansioso. Es más, la interacción con los robots no parece estar determinada de forma significativa por lo «útiles» que se consideren. Al cambiar el centro de atención del comportamiento prosocial hacia los robots al comportamiento prosocial de los robots, en CHILDROBOT también se demostró que los robots pueden potenciar el comportamiento prosocial de los niños como modelos sociales. Además, la comunicación, como las preguntas de un robot o el intercambio de información (personal), puede influir en cómo los niños perciben y se relacionan con los robots. La transparencia sobre el estado de máquina de un robot puede reducir la confianza en él y el sentimiento de amistad con él.

Visualización del futuro

Los resultados de CHILDROBOT podrían ayudar a los organismos reguladores de la Unión Europea a evaluar esta tecnología de nueva aparición antes de que se generalice su uso. Peter añade: «Una aplicación sencilla de nuestros resultados podría ser que los propios robots informaran a los niños sobre su condición de máquina, como parte de sus conversaciones con ellos. Ante la rápida evolución de la inteligencia artificial (IA) generativa, esta debería ser un área de investigación prioritaria. La IA trae consigo oportunidades, como una mayor personalización de las interacciones, junto con enormes riesgos, como la violación de la intimidad y la desinformación». Tras constatar que no toda la investigación sobre la comunicación entre personas era aplicable a la interacción entre los niños y los robots, Peter también sugiere que una línea de investigación fructífera podría ser si la comunicación con robots sigue reglas diferentes.

Palabras clave

CHILDROBOT, robot social, antropomorfizar, niños, psicología, personalidad, comunicación, IA

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