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Closing gaps in social citizenship. New tools to foster social resilience in Europe

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Mejora de la protección contra la pobreza y la exclusión social

Un análisis sistemático de la pobreza en Europa ha dado lugar a modelos, conceptos, indicadores y recomendaciones políticas en aras de una gobernanza más eficaz de la ciudadanía social de la Unión Europea (UE).

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Más del 20 % de las personas que viven en la UE —casi 100 millones de personas— estaban en riesgo de pobreza o exclusión social en 2021. Existen políticas de protección social y la adquisición de nuevas competencias forma parte de ellas. La cuestión es hasta qué punto dichas políticas abordan el problema y si tienen consecuencias no deseadas. El equipo del proyecto EUROSHIP, financiado con fondos europeos, se propuso responder a estas preguntas y formular recomendaciones políticas para reforzar la ciudadanía social. La conclusión general es que los responsables políticos y los ciudadanos deben colaborar para identificar las necesidades reales y atenderlas. Una «democracia participativa» fomenta el compromiso, la iniciativa y el éxito.

Un enfoque solidario y colaborativo centrado en las personas

Según Rune Halvorsen, de la Universidad Metropolitana de Oslo y coordinador científico de EUROSHIP: «En nuestro “enfoque del ciclo de vida” se estudiaron sistemáticamente las experiencias y las consecuencias vividas como consecuencia de las dificultades económicas entre las personas con mayor riesgo de pobreza y exclusión social, con el foco en el grupo de edad, el género, el origen étnico, las necesidades de cuidados de larga duración, el acceso a la tecnología digital y los diferentes acuerdos institucionales». Para los adultos jóvenes en la transición de los centros educativos al mundo laboral, se observó un avance creciente hacia el enfoque de el «trabajo primero», la activación y la condicionalidad. En este enfoque se «activa» o motiva a las personas desempleadas a conseguir un empleo con un «incentivo», condicionando las prestaciones sociales, incluidas las oportunidades de formación, a determinados comportamientos. Sin embargo, quedó patente que los adultos jóvenes se benefician más de las políticas que aumentan sus oportunidades de adquirir experiencia laboral, encontrar un empleo permanente o aprender nuevas competencias sin la amenaza del fracaso o el estigma. En el proyecto se determinó que si a las personas en riesgo de pobreza se les ofrecen oportunidades reales de ejercer influencia sobre los servicios que reciben a través de una mayor colaboración con las autoridades públicas, es más probable que se comprometan y muestren iniciativa. Esto se observa también en el sector privado. El equipo de EUROSHIP descubrió que, en muchos países, las organizaciones no gubernamentales desempeñaban un papel facilitador fundamental a la hora de ayudar a las personas con graves desventajas socioeconómicas a mejorar sus competencias. Esto tuvo lugar a través de experiencias prácticas informales que se adaptaban a las circunstancias, así como a las capacidades individuales, y sin miedo al fracaso o al estigma. En el caso de las personas muy marginadas, los resultados sugieren que la formación formal debe ir acompañada o incluso precedida de un apoyo considerable en otros ámbitos, como la asistencia sanitaria, la vivienda y distintas formas de asesoramiento. Un joven que se trasladó del sur de Europa a Inglaterra tras perder a sus padres y abuelos participó como voluntario en comités y trabajó para ayudar a mejorar las políticas destinadas a las personas sin hogar, desarrolló sus competencias y ahorró dinero para emanciparse. En sus propias palabras, sus experiencias en la organización benéfica le dieron un sentido de propósito y autoestima y le hicieron sentir que un trabajo significativo no solo era importante, sino posible.

Un contrato social más sólido entre las personas y los gobiernos

«Fomentar una Europa social más fuerte no consiste solo en hacer que los servicios del Estado del bienestar sean más eficaces en un sentido instrumental, sino también en los derechos democráticos y el fomento de una vía para lograr un mayor equilibrio de poder entre proveedores y receptores, ayudando a los representantes de estos organismos a lograr una mejor colaboración con los grupos destinatarios, estimulando la autoorganización y las iniciativas de estos grupos que se consideren valiosas para el individuo y la sociedad», explica Halvorsen. En EUROSHIP se han creado nuevas herramientas para supervisar y mejorar la ciudadanía social de la UE, entre ellas el «Indicador Europeo de Derechos Sociales», un conjunto multidimensional. «Los modelos, conceptos e indicadores que hemos desarrollado apoyarán el seguimiento y la aplicación del pilar europeo de derechos sociales con beneficios para todos», concluye Halvorsen. EUROSHIP ha zarpado creando una brújula para guiar a la UE hacia un futuro sin pobreza.

Palabras clave

EUROSHIP, pobreza, competencias, ciudadanía social, exclusión social, derechos sociales, formación, pilar europeo de derechos sociales, prestaciones sociales, bienestar

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