¿Por qué no nos gusta esperar?
Ya sea en línea o haciendo cola, todos odiamos esperar. Nuestra paciencia se acorta a medida que aumenta el tiempo que pasamos en las colas. La cantidad de tiempo que se pasa en las colas también es asombrosa. Por ejemplo, los estadounidenses pasan alrededor de 37 000 millones de horas al año haciendo cola(se abrirá en una nueva ventana), es decir, más de 113 horas por persona y año. Eso es mucho tiempo esperando. Pero ¿cuál es la parte más dura de toda esta espera? Según un estudio publicado en la revista «Social Psychological and Personality Science»(se abrirá en una nueva ventana), la frustración de las personas ante la espera aumenta a medida que se acercan al final previsto, es decir, cuando la espera está a punto de terminar. «Este trabajo trataba sobre los sentimientos de la gente, sus experiencias mientras esperan —comentó la coautora Annabelle Roberts, profesora adjunta de mercadotecnia de la Universidad de Texas en Austin, en una nota de prensa(se abrirá en una nueva ventana) —. Cuando aguardas que la espera termine pronto, te impacientas más cerca de esa expectativa».
La necesidad de concluir
Los investigadores llevaron a cabo varios estudios para examinar cómo la necesidad de concluir nos hace más impacientes, lo que afecta a decisiones como terminar antes las tareas y elegir recompensas presentes en lugar de futuras. En los estudios se evaluaron las reacciones de los consumidores a la espera de acontecimientos de la vida real que implican meses, días o minutos: una vacuna contra la COVID-19, los resultados de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020 y subir a un autobús. Los resultados mostraron que los voluntarios estaban muy impacientes cuando se acercaba el período de espera, independientemente del tiempo que llevaran esperando. En general, los resultados revelan que el ansia de concluir hace que las personas prefieran opciones que les permitan terminar antes las tareas, aunque eso signifique trabajar o pagar más. «La necesidad de concluir objetivos ayuda a explicar la preferencia contraintuitiva por trabajar más antes o pagar más antes —explicó Roberts—. Descubrimos que la impaciencia no solo tiene que ver con este deseo miope de la recompensa. También se trata de tachar objetivos de su lista y no tener el objetivo pendiente».
Dinámica psicológica de la impaciencia
Además de proporcionar una mejor comprensión de la impaciencia, en el estudio también se ofrecieron implicaciones prácticas para las estrategias de mercadotecnia y la toma de decisiones personales. Los conocimientos adquiridos pueden ayudar a los departamentos de mercadotecnia y a los proveedores de servicios a idear experiencias de espera menos frustrantes. La dirección también puede motivar mejor a los equipos si comprende la psicología que subyace a la impaciencia y el deseo de concluir. «Quiero que mi investigación ayude a la gente a gestionar sus experiencias de espera —concluye Roberts—. Mucha gente realmente quiere ayuda sobre cómo pueden ser más pacientes mientras esperan y cómo pueden tomar mejores decisiones, como ahorrar para el futuro».