Una nueva vacuna prometedora contra la enfermedad de Chagas
La enfermedad de Chagas afecta a millones de personas en cuarenta y cuatro países. Es una infección parasitaria por «Trypanosoma cruzi»,un parásito que se transmite a los seres humanos a través de un insecto triatomino, comúnmente conocido como «chinche besucona». Si no se trata, la enfermedad puede causar problemas de salud graves, incluyendo daño cardíaco, así como alteraciones neurológicas y digestivas. En algunos casos, incluso puede ser mortal. Por desgracia, tratar la enfermedad de Chagas es más fácil de decir que de hacer. «Los fármacos son muy activos durante la infección temprana, la cual cursa con síntomas leves que suelen pasar desapercibidos hasta que la enfermedad se cronifica», explica Carlos Guzmán, investigador del Centro Helmholtz para la Investigación de Infecciones(se abrirá en una nueva ventana) (HZI, por sus siglas en alemán). «Incluso si se detecta a tiempo, el tratamiento es largo y, con frecuencia, está asociado a efectos adversos graves». Por eso, el equipo del proyecto CRUZIVAX(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, se propuso desarrollar una vacuna candidata contra «T. cruzi». «Nuestro objetivo principal era llevar adelante un candidato a vacuna innovador y sin aguja dentro de la línea de desarrollo de vacunas», añade Guzmán, coordinador del proyecto.
La vacuna ofrece una mayor protección contra la infección
La vacuna propuesta se basa en un antígeno quimérico trivalente, diseñado estructuralmente, que carece de secuencias señuelo que desvíen la respuesta inmunitaria. El antígeno fue desarrollado por Emilio Malchiodi, de la Universidad de Buenos Aires(se abrirá en una nueva ventana), que también coordinó el proyecto. La vacuna incorpora también un adyuvante mucoso, patentado por el HZI, que favorece una activación inmunitaria localizada y autolimitada, estimulando tanto la inmunidad humoral como la celular. «Esta estrategia activa los complejos mecanismos efectores del sistema inmunitario necesarios para combatir el parásito, reduce el riesgo de efectos adversos, mejora la aceptación de la vacuna y promueve una protección superior contra las infecciones que se transmiten a través de la mucosa», explica Guzmán.
Prueba de la capacidad de la vacuna para prevenir y tratar la enfermedad de Chagas
En el proyecto se llevaron a cabo estudios preclínicos con diversas formulaciones de la vacuna para, de este modo, evaluar su capacidad para prevenir y tratar la enfermedad. «Este enfoque garantiza que la vacuna no solo prevenga nuevos casos, sino que también puede utilizarse como un tratamiento eficaz en pacientes que ya padecen la forma crónica de la enfermedad», señala Guzmán. La capacidad terapéutica de la vacuna se evaluó tanto de forma individual como en combinación con fármacos antiparasitarios.
Una alternativa eficaz para las personas afectadas por la enfermedad de Chagas
En cuanto a su capacidad preventiva, los investigadores comprobaron que la vacuna protegía frente a la infección al favorecer la rápida eliminación del parásito, reducir los síntomas clínicos y prevenir el daño cardíaco. En lo que respecta a su capacidad terapéutica, cuando se administró en animales infectados en una fase crónica temprana y en combinación con fármacos antiparasitarios, la vacuna logró revertir alteraciones electrocardiográficas preexistentes y normalizar los niveles de enzimas asociadas al daño miocárdico. Además, presentó una mayor eficacia que los tratamientos convencionales, al disminuir la carga parasitaria, la infiltración inflamatoria y la fibrosis en los tejidos. «Al aumentar la eficacia de los fármacos disponibles, nuestra vacuna podría ofrecer una alternativa eficaz para las personas afectadas por la enfermedad de Chagas, capaz tanto de prevenirla como de tratarla», comenta Guzmán.
Sentar las bases para una vacuna eficaz
Además de los estudios preclínicos, el equipo del proyecto identificó posibles biomarcadores y correlatos de protección que podrán investigarse en estudios ulteriores. Asimismo, en CRUZIVAX se estableció un proceso de producción de antígeno conforme a las buenas prácticas de fabricación (BPF), se produjo un adyuvante de calidad BPF, se evaluó la estabilidad del producto vacunal y se efectuaron estudios toxicológicos preclínicos siguiendo buenas prácticas de laboratorio. «Junto con el asesoramiento científico de las autoridades reguladoras, esta investigación sienta las bases para el desarrollo clínico de una vacuna eficaz contra “T. cruzi”», concluye Guzmán.