Una caja de herramientas que fomenta la inversión en la salud del suelo
La vida tal como la conocemos no existiría sin los suelos. Proporcionan agua limpia y hábitats para la biodiversidad, y sustentan todo nuestro sistema alimentario. Sin embargo, la salud de nuestros suelos está cada vez más amenazada. El equipo del proyecto NOVASOIL(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, pretendía poner de relieve los beneficios de invertir en la salud del suelo para los agricultores, la sociedad y el medio ambiente. Para ello, los investigadores se propusieron crear una caja de herramientas de buenas prácticas extraídas de experiencias en Europa y en todo el mundo, para promover la gestión sostenible del suelo.
Abordar la percepción de la salud del suelo
NOVASOIL nació de tres proyectos anteriores sobre el suelo, a través de los cuales se descubrió que la percepción de la salud del suelo es diferente entre las partes interesadas. «Por ejemplo, para un agrónomo, la salud del suelo es un suelo que proporciona o produce muchos alimentos, pero puede que no tenga en cuenta su resiliencia al cambio climático», explica Francisco J. Blanco-Velázquez, director de proyectos de Evenor-Tech(se abrirá en una nueva ventana). El reto de NOVASOIL consistía, por tanto, en demostrar que la mejora del estado del suelo desde una perspectiva medioambiental y ecológica también proporciona el máximo nivel de servicios ecosistémicos.
Desarrollo conjunto de mejores prácticas
Para tener en cuenta estas perspectivas diversas, el equipo del proyecto elaboró una caja de herramientas de buenas prácticas, que ya está disponible en el sitio web del proyecto. El equipo empezó por identificar los incentivos y obstáculos a la inversión en la mejora de la salud del suelo, basándose en un mapeo de varios estudios de casos existentes. Después, se invitó a los principales interesados a participar en distintas actividades para definir las funcionalidades de la caja de herramientas y ofrecer recomendaciones de mejora. El equipo de NOVASOIL también recabó las opiniones de los agricultores, terratenientes y consumidores. Los participantes seleccionaron las características más prometedoras entre varias opciones de modelos de negocio, como la duración, la frecuencia de pago y los tipos de seguimiento. «Todo este conocimiento se plasmó después en una guía para poner en práctica modelos de negocio, en materiales de comunicación que identificaban qué tipos de incentivos debían promoverse y, por supuesto, en la propia caja de herramientas», explica Blanco-Velázquez.
Fomentar las prácticas éticas en los modelos de negocio de la salud del suelo
En el proyecto también se elaboró un código ético de conducta para el desarrollo de modelos empresariales relacionados con la salud del suelo. Esto ha despertado un gran interés tanto en proyectos afines como en la Comisión Europea. El código anima a incluir diferentes perspectivas a la hora de considerar futuras inversiones, no solo económicas sino también medioambientales, como las de las ONG. Además, el equipo desarrolló un visor geográfico(se abrirá en una nueva ventana) para los datos del suelo generados y utilizados en el proyecto. Esto permite a los usuarios explorar los datos del suelo (por ejemplo, la composición de la materia orgánica y los niveles de carbono) de varios casos prácticos y descargar los datos para acceder a ellos de manera fácil. La caja de herramientas ofrecerá acceso abierto y gratuito durante al menos cuatro años y, con suerte, más, para que las lecciones del proyecto sigan estando al alcance de todos. «Ya sabemos que nuestros logros están siendo utilizados por terceros, lo que nos hace estar muy satisfechos de que nuestro proyecto esté teniendo un impacto real», añade Blanco-Velázquez. «Muchos de los estudios de casos del proyecto se basan en prácticas de gestión sostenibles, por ejemplo, utilizando más soluciones basadas en la naturaleza en lugar de insumos químicos. El mensaje clave que debemos transmitir es que existe un mercado para este tipo de gestión, que nos ayudará a avanzar hacia una producción alimentaria sostenible».
