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SHOWCASing synergies between agriculture, biodiversity and Ecosystem services to help farmers capitalising on native biodiversity

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Estrategias de apoyo a la gestión de la biodiversidad en las explotaciones

El apoyo y reconocimiento de la sociedad es fundamental para ayudar a los agricultores a integrar la gestión de la biodiversidad en sus prácticas agrícolas.

La gestión de la biodiversidad puede respaldar activamente procesos que los agricultores necesitan para seguir siendo productivos. Entre ellos se incluyen la mejora del control natural de plagas y la polinización mediante la atracción de diversos insectos beneficiosos, así como la mejora de la salud del suelo a través del reciclaje de nutrientes. Sin embargo, muchas de las prácticas agrícolas actuales (como el monocultivo y el uso excesivo de plaguicidas y fertilizantes químicos) no favorecen la biodiversidad y, de hecho, pueden ser perjudiciales. Para fomentar un cambio en este tipo de prácticas, se necesitan estudios de campo que impliquen plenamente a los agricultores y demuestren claramente tanto los costes como los beneficios de la gestión de la biodiversidad para sus medios de subsistencia. Este era el objetivo central del proyecto SHOWCASE(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos. Con la participación de los agricultores, el equipo del proyecto se propuso probar diversas estrategias de gestión de la biodiversidad para evaluar su eficacia. «Queríamos mostrar el panorama completo, comprender mejor por qué tan pocos agricultores han adoptado medidas de biodiversidad y mostrar lo que hay que hacer», explica el coordinador del proyecto, David Kleijn, de la Universidad de Wageningen(se abrirá en una nueva ventana), en los Países Bajos.

Aumentar la biodiversidad y mejorar la productividad

En el proyecto se establecieron redes de agricultores, asesores, población local e investigadores en once de las llamadas Áreas Experimentales de Biodiversidad repartidas en diez países europeos. Los investigadores descubrieron que la agricultura respetuosa con la naturaleza contribuía a aumentar la biodiversidad en todos los países estudiados. En Hungría, por ejemplo, las prácticas agrícolas respetuosas con los polinizadores, como la siembra de flores silvestres autóctonas, dieron lugar a un aumento de las poblaciones de abejas silvestres, sírfidos y mariposas. Los campos de flores silvestres fueron especialmente importantes a finales del verano, cuando los paisajes cultivables no ofrecen ningún otro recurso floral para los polinizadores. En el Reino Unido, por su parte, los cultivos de cobertura, que se plantan para cubrir y proteger el suelo cuando no es utilizado por otros cultivos, aportan beneficios importantes a la biodiversidad. Se registró un 26 % más de arañas y un 53 % más de lombrices de tierra en las parcelas cubiertas durante el invierno. Estas y otras conclusiones se recogen en un manual del proyecto titulado «Agricultura con biodiversidad»(se abrirá en una nueva ventana), que sirve de guía práctica y basada en pruebas para agricultores, asesores y responsables políticos.

Apoyar las prácticas sostenibles

El trabajo de campo también ayudó al equipo a comprender mejor qué motiva a los agricultores y qué se puede hacer para fomentar la gestión de la biodiversidad. «En Francia estudiamos si la gestión de las praderas para producir más flores podía mejorar el rendimiento del girasol», añade Kleijn. Una conclusión clave fue que, aunque los prados ricos en flores atraían más abejas y aumentaban la polinización, el apoyo financiero era fundamental para introducir esta medida de biodiversidad. «Lo que descubrimos fue que, aunque muchos agricultores están interesados en la biodiversidad, también ven una serie de obstáculos», señala Kleijn. «Entre ellos, la falta de asesoramiento para cambiar a prácticas más sostenibles y la falta de mecanismos de financiación». Otros retos eran la preocupación por lo que pensaban los demás agricultores y por si las prácticas de gestión de la biodiversidad encajaban en los conceptos comunes de lo que supone una buena agricultura. «Descubrimos que la confianza era muy importante», añade Kleijn.

Reconocer la gestión de la conservación

Estas conclusiones llevaron al equipo del proyecto a hacer una serie de observaciones, entre ellas la necesidad de mejorar la comunicación. Para ello, el equipo del proyecto elaboró material de sensibilización(se abrirá en una nueva ventana), desde fichas informativas sobre la relación entre la biodiversidad y la seguridad alimentaria hasta consejos sobre soluciones gratuitas y eficaces para el control de plagas. Otro punto clave fue que los agricultores deben ser mejor reconocidos y recompensados por la gestión de la conservación. En la actualidad, los agricultores que integran medidas de biodiversidad corren el riesgo de verse superados en el mercado mundial, donde suele ganar el coste más bajo. «Si la sociedad quiere que los agricultores adopten la biodiversidad y sigan compitiendo en el mercado mundial, tiene que pagarles», señala Kleijn. Una forma de conseguirlo podría ser animar a otros agentes, incluida la industria alimentaria, a apoyar los sistemas agrícolas que mejoren la biodiversidad, como la plantación de setos. «La Directiva de la Unión Europea (UE) sobre la presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas(se abrirá en una nueva ventana) es realmente útil en este sentido», afirma Kleijn. «Si conseguimos que la gestión de la biodiversidad sea más competitiva, atraeremos a más agricultores a la conservación».

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