La gestión ecológica se especializa
La metodología CRITINC funciona de conformidad con el principio subyacente de que el medio ambiente debe conservar su viabilidad no sólo para preservar sus propias funciones vitales, sino también para ayudar y promover el bienestar humano. De modo específico, las funciones del medio ambiente mantienen la salud humana, evitan amenazas y promueven la sostenibilidad económica. En respuesta a esta realidad decisiva, este grupo de investigadores ha formulado la metodología CRITINC como marco de gestión que cuantifica con precisión las funciones y los recursos ambientales y el volumen de agotamiento que pueden soportar sin perjuicio del bienestar humano y ecológico. Así, la noción de sostenibilidad ecológica actúa de un modo muy parecido a un adecuado plan contable de una empresa, y en el futuro la metodología CRITINC servirá de guía para la política ecológica europea. Primero, la metodología expone una definición de trabajo de la sostenibilidad ecológica, como mantenimiento de aquellas funciones ambientales que desempeñan un papel importante en el sostenimiento de los principales ecosistemas o procesos naturales, o que contribuyen sustancialmente al bienestar humano. Como resultado, la logística de la sostenibilidad ecológica indica que, para preservar estas funciones ecológicas vitales, deberán mantenerse determinados recursos críticos, también denominados componentes críticos del capital natural. Sin estos componentes críticos del capital natural, las funciones ecológicas que permiten el bienestar humano y ambiental no pueden operar en la forma adecuada. Además, dentro de esta metodología, los investigadores han definido el capital natural como formas de energía y de materia, y las condiciones climáticas y las características del ecosistema creadas por la energía y la materia en cuestión. Este capital natural es el que nutre las funciones ecológicas vitales. Por supuesto, algunas funciones ecológicas son más importantes y están sometidas a un riesgo mayor que otras, desde el punto de vista del mantenimiento de la salud humana, por ejemplo la evitación de riesgos y el sostenimiento económico, y los investigadores se centran en ellas. El grupo investigador definió los recursos necesarios para preservar estas importantes funciones ecológicas como capital natural crítico (CNC). Por consiguiente, la preservación de la sostenibilidad ecológica se basa en la limitación de las presiones y de las actividades humanas que provocan un agotamiento ecológico. En el próximo paso para la configuración de la metodología CRITINC, los investigadores llegaron a la conclusión de que es necesario cuantificar el CNC y las presiones que lo agotan, y utilizar estas medidas como indicadores del logro de la sostenibilidad ecológica. A continuación, estos indicadores se utilizan como normas de sostenibilidad para gestionar satisfactoriamente el medio ambiente. Además, los investigadores han clasificado el capital natural en cuatro categorías: tierra/suelo, aire, agua y hábitats (ecosistemas, flora y fauna). Posteriormente se diseñó una matriz marco para evaluar el capital natural creando dos sistemas de clasificación, uno para las características del capital natural, y otro para las funciones ecológicas. Este marco opera junto con las normas de sostenibilidad como forma de tabular las diferencias existentes entre la situación actual y la sostenibilidad ecológica. Este paso sirve de conclusión a la metodología CRITINC. La metodología CRITINC tiene numerosas aplicaciones comerciales. Los países pueden utilizarla para evaluar las situaciones ecológicas nacionales, y al mismo tiempo, puede emplearse como directriz para las reglamentaciones ambientales en toda Europa. Gracias a la metodología CRITINC, la gestión ecológica puede ejercer un impacto decisivo sobre las políticas y las reglamentaciones.