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Co-production of electricity and ethanol from biomass.

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De la biomasa al etanol y a la producción de electricidad

Material vegetal, vegetación, residuos agrícolas usados como combustibles o fuente de energía, o simplemente biomasa, es una de las fuentes de energía renovable descubiertas hace poco. Mientras que la biomasa de bajo coste, como la paja y los residuos de madera, son fáciles de encontrar, su utilización con fines de producción de energía resulta extremadamente cara. Pues bien, un proyecto financiado con fondos comunitarios se ha saldado con la producción de etanol y electricidad desde un planteamiento rentable de utilización de biomasa barata.

El etanol ha sido utilizado como combustible desde principios del siglo XX, aunque los intentos de definición de un programa sostenible de etanol fracasaron debido al elevado coste de producción y logística. Sin embargo, la preocupación medioambiental reciente por el uso de gasolinas con plomo renovó el interés en el etanol, aunque para que pueda competir con la gasolina por sus propios méritos, es necesario reducir sustancialmente el coste de producción y transporte del etanol. Ahora bien, esta sustancial reducción de coste ya es posible, si se utilizan excedentes de forraje basados en celulosa. Los productores están experimentando actualmente con unidades equipadas para convertir los excedentes de forraje basados en celulosa transformando la celulosa y la hemicelulosa en un azúcar fermentable, que posteriormente fermentará para producir etanol; sin embargo, los procedimientos clásicos utilizados siguen siendo muy caros. Una tecnología avanzada ha hecho posible la coproducción de etanol y electricidad a partir de biomasas de bajo coste, tales como la paja, madera, residuos de madera, residuos de papel, orujo de azúcar de caña, residuos domésticos, residuos procedentes del almidón u otros materiales a base de celulosa. En el aprovechamiento de esta biotecnología se ha desarrollado un microorganismo termofílico (AGROL) para la fermentación del azúcar y su conversión en etanol con una disminución del coste de tratamiento. También se ha demostrado que tiene la capacidad de producir etanol continuadamente en cultivos durante un largo período de tiempo sin perder sus propiedades. El procesamiento de biomasas de bajo coste genera combustible, material sólido con unas propiedades de quemado excelentes y un bajo contenido en cenizas. En consecuencia, estos remanentes sólidos causan un daño mínimo al equipo de calderas incluido en el sistema y por esta razón pueden ser utilizados como combustible para producción eléctrica. Los estudios de viabilidad económica han demostrado la comodidad de aplicación industrial de este proceso dual de producción energética. Con ello se potenciaría el uso de paja y otros subproductos agrícolas en centrales eléctricas existentes y muy activas, eliminándose contenidos de cenizas indeseables, cuya combustión incrementaba las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la productividad así incrementada del microorganismo reducirá en gran medida el coste de producción y transporte de etanol, a la vez que es de uso ilimitado como combustible renovable. Así las cosas, a esta nueva tecnología se le augura un impacto en muchas aplicaciones industriales, desde las de transporte a las de calefacción.

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