Los nuevos láseres descubren contaminantes nocivos
Se calcula que la temperatura media de la Tierra ha subido durante las últimas décadas. Este cambio no es parte del ciclo natural del calentamiento y enfriamiento del clima global. Más bien es debido a las emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero de origen antrópico. Las emisiones son generadas principalmente por la combustión de carburantes fósiles en las centrales eléctricas y los automóviles. El hombre debe ser capaz de medir estas emisiones para hacer los cambios necesarios e invertir la tendencia al calentamiento global. Los dos gases invernadero más importantes, el dióxido de carbono y el metano, absorben la luz en la región infrarroja media del espectro. Ésta corresponde a las longitudes de onda entre tres y cuatro micras. Uno de los desafíos más grandes de la construcción de equipos robustos de vigilancia lo plantea el problema del sobrecalentamiento. Idealmente, los equipos deben tener la posibilidad de trabajar a temperatura ambiente. La investigación subvencionada por el programa BRITE/EURAM 3 aspiraba a afrontar este desafío. La meta era desarrollar diodos emisores de luz (LED) y láseres basados en la prometedora tecnología de semiconductores de antimoniuro del Grupo III. Se crearon prototipos mediante epitaxia en fase vapor a partir de organometálicos (MOVPE), lo que nunca se había hecho. Progresó significativamente el refinamiento del procedimiento para reducir el nivel de impurezas de fondo. El proyecto realizó mediciones por LED en el rango de frecuencia deseado y a temperatura ambiente. Es necesario ahondar en el funcionamiento de los láseres, cuyas temperaturas operativas alcanzaron los 135°C. Los resultados se difundieron a las comunidades académicas e industriales a través de publicaciones y conferencias. Los miembros del consorcio de investigación han estrenado nuevos productos y servicios relacionados con los sensores y la tecnología MOVPE mejorada. Se sitúa la aplicación principal de estos sensores vanguardistas en la detección de gases invernadero, como dióxido de carbono y metano. Las redes de sensores pueden monitorizar concentraciones ambientales mientras los sensores individuales miden emisiones de una sola fuente (un automóvil, por ejemplo). También existen posibilidades de aparatos termo-fotovoltaicos para convertir la radiación infrarroja y el calor en electricidad.