Materiales inteligentes para el envasado de alimentos
Con el objetivo de mantener los alimentos frescos más tiempo, los socios del proyecto BIOPACK revisaron los materiales de envasado. La exposición a los microbios en el ambiente puede estropear prematuramente varios productos perecederos, como el queso. El consorcio de BIOPACK tomó el típico envoltorio de plástico que se usa para evitar que se estropee el alimento y lo elevó a un nivel superior añadiéndole conservantes. Uno de los socios del proyecto BIOPACK, Cyclolab, completó con éxito un agente antimicrobiano muy conocido, el isotiocianato de alilo (AITC), con ciclodextrinas (CD), cuya estructura está pensada para albergar moléculas invitadas. Se maduró la tecnología de una escala de gramo a una de kilogramo para producir grandes cantidades. Las CD impregnadas se integraron entonces en una película de polilactida (PLA), lo que hace que el producto final sea completamente biodegradable. El nuevo material de envasado funciona liberando de forma selectiva el conservante encapsulado, en función de las condiciones medioambientales (temperatura y humedad) actuales. De este modo, el queso queda protegido contra el moho y otras evoluciones dañinas. En cuanto a la explotación comercial, las expectativas son brillantes porque los costes de producción de los materiales inteligentes de envasado son parecidos a los que ofrece actualmente el mercado. Además del queso, los nuevos materiales también se pueden adaptar para envolver y conservar eficazmente otros productos alimenticios que presentan un alto grado de susceptibilidad. No sólo se benefician el productor y el consumidor sino también el medio ambiente, ya que los nuevos materiales son más ecológicos que los materiales de envasado que existen en la actualidad.