Moléculas gaseosas como defensa frente al paludismo cerebral
El paludismo puede derivar en paludismo cerebral, un tipo grave de esta enfermedad que afecta al cerebro y al sistema nervioso central. Si no se trata inmediatamente, esta afección cerebral puede provocar la muerte en 24 a 72 horas. El paludismo cerebral aparece cuando los glóbulos rojos, tanto los infectados como los que no lo están, se introducen en los diminutos capilares que irrigan el cerebro. Esto puede dañar los vasos sanguíneos e interrumpir el aporte de sangre, oxígeno y nutrientes al cerebro. El proyecto Gasmalaria («Interacción entre óxido nítrico y monóxido de carbono en la reducción de la patogénesis del paludismo cerebral») estudió los efectos de los gases transmisores de señales, moléculas gaseosas producidas en el organismo, en la patogénesis del paludismo cerebral. En particular, se investigó la interacción funcional entre el óxido nítrico (NO) y el monóxido de carbono (CO) en atención a la capacidad del NO de inducir la expresión de la hemo oxigenasa-1 (HO-1), una enzima que interviene en el catabolismo del grupo hemo produciendo CO. Se ha observado que este proceso reduce la patogénesis del paludismo cerebral en ratones. Los investigadores demostraron que tanto el CO como el NO pueden proporcionar al huésped tolerancia frente a la infección por Plasmodium. El parásito Plasmodium es el agente causante del paludismo, enfermedad que se transmite a través del mosquito Anopheles. Esto significa que, aunque no se reduzca la cantidad de parásitos en el organismo infectado, los gases transmisores de señales mejoran la supervivencia. La capacidad de protección que posee el NO depende de la producción de HO-1. La enzima hemo se produce tras la activación del factor de transcripción «factor relacionado al factor nuclear eritroide-2» (Nrf2). Casualmente, en la anemia falciforme se observa el mismo mecanismo de protección. En este caso, la producción de HO-1 se induce principalmente por la presencia de hemoglobina falciforme, lo que proporciona una protección natural frente al paludismo como consecuencia de la adaptación evolutiva en zonas afectadas por el parásito. El proyecto Gasmalaria reveló datos sobre el mecanismo por el cual el huésped desarrolla tolerancia al parásito y ofreció nuevas y prometedoras posibilidades en la línea de las terapias génicas emergentes basadas en genes presentes en la naturaleza.