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Reportaje - Reducir el número de defunciones por reacciones adversas a medicamentos

Según algunos cálculos, la receta de medicamentos inadecuados se cobra más vidas en Europa cada año que los accidentes de tráfico. Un equipo de investigadores financiados por la Unión Europea está utilizando tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para prevenir estas desgracias. Su trabajo consiste en la creación de un sistema informático de apoyo a las decisiones que advierte al profesional sanitario de los riesgos potenciales que pueden plantear ciertos medicamentos de recetarse a determinados pacientes. Se trata de un sistema pionero que se espera sirva para salvar vidas, mejorar la atención al paciente y abaratar los costes sanitarios.

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Pese a la dificultad de obtener cifras sobre el conjunto de Europa, las distintas encuestas nacionales apuntan a que la incidencia de reacciones adversas a medicamentos (RAM) es similar a la registrada en los Estados Unidos. Las estadísticas referentes a aquel país indican que se producen errores graves en uno de cada 10 ingresos hospitalarios, y el 60 % de ellos estarían relacionados con medicamentos, cifra en la que no se tienen en cuenta las recetas realizadas por los facultativos en las consultas no hospitalarias. Ciertamente, muchos pacientes que acuden en busca de tratamiento para una afección corren el riesgo de que se les receten, de manera inadvertida, fármacos que pueden plantear efectos secundarios peligrosos y provocar otros problemas sanitarios o incluso la muerte. «Las RAM constituyen un problema de gran relevancia en todo el mundo. Puede deberse a que se receten medicamentos inadecuados, dosis incorrectas, o a que se pasen por alto interacciones entre fármacos. Y lo más alarmante es que la mayoría de las RAM pasan desapercibidas. Con frecuencia los médicos no se percatan de que son los fármacos que toma el paciente lo que les causa problemas», explicó Régis Beuscart, profesor del Centro Hospitalario Regional Universitario de Lille (Francia). El profesor Beuscart coordinó el proyecto PSIP («Seguridad para el paciente mediante procedimientos inteligentes aplicados a la medicación»), donde dirigió a un equipo de investigadores de toda Europa para desarrollar tecnologías innovadoras que ayuden a los facultativos a recetar los medicamentos más adecuados conforme al historial médico de cada paciente, los efectos pretendidos y secundarios de los fármacos y otros factores relevantes en cada caso. El sistema informático desarrollado, gracias a una financiación por valor de 7,27 millones de euros concedida por la Comisión Europea, que ya está en uso en hospitales de Bulgaria, Dinamarca y Francia, podría reducir la incidencia de RAM en hasta un 20 %, por lo que podría salvar miles de vidas cada año. Ante la falta de una descripción exhaustiva y estandarizada de las RAM, los investigadores comenzaron por elaborar una taxonomía mediante la que describir las características de las RAM observadas en hospitales. Dicha taxonomía se encuentra disponible en el sitio web de PSIP . Con el fin de determinar la frecuencia con la que se producen RAM en los hospitales participantes, aplicaron técnicas de minería de datos y minería semántica a un corpus de 105 000 expedientes médicos. La información se despojó rigurosamente de todos aquellos datos que pudieran vulnerar el anonimato y la privacidad de los pacientes y se introdujo en un modelo común de datos. A partir de ella los investigadores pudieron encontrar casos reales de pacientes que habían sufrido efectos adversos por habérseles administrado un fármaco inadecuado o una combinación desaconsejable de varios. No sólo prestaron atención a las interacciones farmacológicas conocidas y a las afecciones que se pretendía tratar sino, lo que es más importante, a otras dolencias y factores de riesgo del mismo paciente, como su edad y su historial médico. A continuación realizaron un análisis estadístico para definir las características de 56 RAM comunes identificadas aplicando un conjunto de 236 reglas. Con dicho conjunto, y utilizando las llamadas «fichas de puntuación de RAM», el equipo desarrolló un sistema informático de apoyo a las decisiones para las distintas profesiones sanitarias -médicos, enfermeros y farmacéuticos- cuyo propósito es avisarles en cada caso de los riesgos potenciales de recetar o administrar determinados fármacos a determinados pacientes. Tras introducir los datos personales del paciente, su diagnóstico y detalles de su medicación, el sistema de puntuación recomienda al médico, por ejemplo, no agravar el riesgo del paciente de desarrollar alteraciones gástricas tales como úlceras recetando analgésicos que contengan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) tras someterse a cirugía. Tal tratamiento es aceptable en la mayoría de pacientes, pero estos medicamentos se administran con demasiada frecuencia a personas en riesgo de desarrollar úlcera estomacal, lo cual puede provocar complicaciones para la salud e incluso la muerte por hemorragia interna. Los mayores, grupo de mayor riesgo «Se trata de un problema especialmente grave entre los pacientes de más edad y entre aquellos que padecen múltiples problemas de salud», apuntó el profesor Beuscart. «Algunas personas, y sobre todo los más mayores, pueden llegar a tomar diez o incluso veinte clases distintas de medicamentos. Es imposible que un médico se sepa al dedillo todas las interacciones posibles entre esos fármacos, el efecto de cada uno y sus consecuencias ante las distintas dolencias del paciente.» Tras una serie de ensayos que animaron a implantar definitivamente el sistema en hospitales de Bulgaria, Dinamarca y Francia, quedó de manifiesto una precisión del 50 % a la hora de detectar posibles RAM, un porcentaje muy superior al de otros métodos utilizados hasta la fecha. «Una vez les mostramos que el sistema era capaz de detectar el riesgo de RAM en pacientes que ya estaban experimentando RAM sin que éstas se hubieran detectado, la actitud de los trabajadores sanitarios ante nuestra propuesta fue abrumadoramente positiva», aseguró el coordinador del proyecto. «Yo mismo soy médico y sé muy bien de la renuencia del personal sanitario a la hora de aplicar tecnología nueva, pero muchos quedaron sorprendidos por los resultados.» El equipo del proyecto diseñó el programa informático con el usuario en mente, dotándolo de una interfaz web. Se aseguró de que encajase en los procedimientos de trabajo de los profesionales sanitarios y de que fuera sencillo de integrar en los sistemas preexistentes de información de los hospitales. Los investigadores trabajaron estrechamente con dichos profesionales; organizaron grupos de trabajo, actividades de diseño y seminarios de análisis con el propósito de ajustar, en la medida de lo posible, las características del sistema a las expectativas y preferencias de los usuarios. Donde mayor fue la facilidad de integración fue en Bulgaria. El nuevo sistema se integró en el sistema de información del USHATE («Hospital universitario especializado en tratamiento activo de endocrinología») en menos de seis meses, y eso pese a tener que adaptar la interfaz para que reconociera el alfabeto cirílico propio de la lengua búlgara. La implantación se vio favorecida por el hecho de que el sistema de información del USHATE había sido desarrollado por el personal del propio centro, sin recurrir a software propietario de terceras empresas. «Esto agilizó la integración del sistema, mientras que en los ensayos realizados en otros hospitales hubo que hacer un mayor número de ajustes porque se utilizaba software de terceros», explicó el profesor Beuscart. En este hospital búlgaro se sigue utilizando una versión prototipo que también se introducirá próximamente en otro hospital de la vecina Grecia. Entre tanto, el sistema PSIP se sigue empleando también en Dinamarca y en los próximos meses se ampliará a varios hospitales de Francia. «Muchas empresas han manifestado ya su interés por utilizar nuestro programa en sus sistemas de información hospitalarios. Y estamos colaborando con un par de empresas de Francia para desarrollar software comercial a partir de los resultados del proyecto PSIP», informó. Además de salvar vidas y de mejorar la atención sanitaria al paciente, es previsible que la tecnología PSIP ahorre dinero a los hospitales y al sistema sanitario en general. En proyecciones sobre la implantación de las tarjetas de puntuación de RAM de PSIP se ha calculado una mejora en la prevención de dichas reacciones en un 3 % anual durante cinco años. Dado que hay tres RAM comunes (hiperpotasemia, insuficiencia renal y trastornos de la coagulación) que prolongan en 5,3 días la hospitalización de los pacientes, cuyo coste medio asciende a 4 500 euros, se deduce que la implantación de este sistema en hospitales de toda Europa podría ahorrar millones de euros cada año. En un momento en el que la población europea envejece y consume un número cada vez mayor de medicamentos para tratar enfermedades asociadas a la vejez y así conservar su calidad de vida, el riesgo de las RAM no hará sino crecer. De implantarse a gran escala, cabe esperar que la tecnología desarrollada en el marco del proyecto PSIP sirva para contrarrestar esa tendencia. La investigación realizada por el proyecto PSIP fue posible gracias a financiación concedida por el Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE. Enlaces útiles: - proyecto PSIP - hoja informativa del proyecto PSIP en CORDIS Artículos relacionados: - Investigadores abogan por la continuación de un proyecto innovador sobre el paciente virtual - Los médicos europeos se suben al tren de la salud electrónica - El documento de identidad electrónico, una realidad en la Unión Europea