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Reportaje - Tecnología en el entorno cotidiano para personas mayores, diseñada por personas mayores

Probablemente, las personas mayores pueden verse beneficiadas, más que ningún otro grupo de personas, por tecnologías que monitorizan la salud, protegen el hogar, ayudan a mantenerse en forma y contribuyen a permanecer en contacto con los familiares y amigos, pero sólo si pueden utilizarlas y están dispuestas a ello. Un grupo de investigadores financiados por la Unión Europea trabaja para superar las barreras de aceptación y de usabilidad de los sistemas de vida cotidiana asistida por el entorno mediante un diseño innovador centrado en el usuario.

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La tecnología inteligente en el entorno, que utiliza sensores y actuadores para controlar de forma dinámica la iluminación o la calefacción, avisar cuando una ventana se ha dejado abierta o llamar a los servicios de emergencia en caso de accidente, ha evolucionado mucho durante los últimos años. Entre las generaciones jóvenes, avezadas a la tecnología, cada vez son más populares los hogares inteligentes que se pueden controlar a distancia o que se controlan por sí mismos de forma inteligente. Estos sistemas inteligentes también se van introduciendo en los centros de atención y en los entornos de vida cotidiana asistida, con el fin de ayudar a los cuidadores a mantener a las personas mayores cómodas, seguras y protegidas. Sin embargo, entre estos dos modelos existe un gran número de personas mayores que se podrían beneficiar de la tecnología ambiental, pero que consideran que es demasiado difícil de usar o bien potencialmente demasiado intrusiva. «Aunque puedan apreciar las ventajas de la tecnología ambiental, mucha gente mayor no ha usado nunca un ordenador y se siente intimidada por el hecho de tener que aprender nuevas tecnologías. Muchos tampoco quieren que nadie supervise ni controle su hogar. Se parece demasiado a "Gran Hermano"», indica Elena Avatangelou, investigadora sénior del proyecto Soprano («Entornos inteligentes programables orientados a servicios para los ciudadanos europeos de edad avanzada»), financiado por la Unión Europea. Por consiguiente, el desafío es desarrollar sistemas, dispositivos e interfaces que la gente mayor pueda usar de forma cómoda, intuitiva e independiente en el entorno de su hogar, sin necesidad de enfrentarse a la curva, a veces demasiado empinada, de aprendizaje de los sistemas inteligentes para el hogar, y sin la sensación de ser observados continuamente. Avatangelou y otros investigadores que participan en el proyecto Soprano, financiado con 7 millones de euros de la Comisión Europea, abordaron este problema mediante el desarrollo de un sistema de vida cotidiana asistida por el entorno (AAL) diseñado por expertos y también por gente mayor. La investigación, en la que participaron veinticinco socios académicos e industriales y proveedores de servicios de cuidados a distancia de siete países, se centró en el desarrollo de servicios inteligentes de vida cotidiana asistida basados en tecnologías de la información y destinados a promover la independencia de las personas mayores y mejorar la calidad de vida en el contexto del proceso de envejecimiento demográfico en el que está inmersa Europa. Mediante la aplicación de una metodología de diseño basada en la experiencia y la investigación de aplicaciones (E&AR) y en reuniones periódicas con grupos de interés de usuarios finales, los investigadores se aseguraron de que incluso los detalles más pequeños del sistema Soprano estuviesen ajustados al máximo para cumplir los requisitos de usabilidad y aceptación de los usuarios. El sistema se basa en una arquitectura abierta que permite instalar distintas aplicaciones modulares y configurarlas en función de las necesidades individuales del usuario y puede monitorizar de forma inteligente el hogar, avisar cuando alguien llama a la puerta, recordar al usuario que debe apagar el horno o tomar una medicación, vigilar su estado de salud y alertar a los cuidadores en caso de caída, entre otras muchas aplicaciones posibles. «En lugar de buscar cubrir una lista de requisitos de los usuarios, desarrollar un prototipo y probarlo, consultamos continuamente con los usuarios finales qué deseaban, qué les gustaba y qué no», afirma Avatangelou, coordinadora sénior de proyectos de Exodus, empresa griega de tecnologías de la información y socio coordinador del proyecto Soprano. «En bastantes casos los resultados fueron sorprendentes.» Por ejemplo, al principio, los desarrolladores suponían que mostrar una serie de iconos de colores en el televisor o en una pantalla táctil para controlar las distintas aplicaciones (como ver quién llama a la puerta o comprobar si las ventanas están cerradas) sería una interfaz intuitiva. Sin embargo, los usuarios finales respondieron mejor al sustituir los iconos por números, ya que la interfaz se parecía más a los botones del control remoto del televisor, que estaban más acostumbrados a usar. Entre los usuarios menos acostumbrados al uso de las tecnologías, este tipo de simples retoques en el diseño y el funcionamiento de la interfaz de usuario puede marcar una gran diferencia en la usabilidad y, lo que es más importante, la aceptación. También se observó que una aplicación que animaba a los usuarios a realizar un poco de ejercicio tenía una gran aceptación porque los desarrolladores usaron un avatar virtual en lugar de grabaciones de una persona real, como sucede en la mayoría de vídeos de ejercicios. «Los usuarios de prueba se sentían más cómodos haciendo ejercicios sin la sensación de tratar de competir con una persona más joven y en forma», explica Avatangelou. Mantener a los usuarios al mando Lo más importante es que el sistema se diseñó para dar a los usuarios finales tanto control como fuese posible, manteniendo la facilidad de uso. Con el fin de mitigar la percepción del sistema como un «Gran Hermano», el sistema responde de forma inteligente a cuanto sucede en el entorno del hogar y solamente alerta a los cuidadores cuando algo va realmente mal. «Otros sistemas de AAL avisarían de inmediato a un cuidador si el usuario olvidase tomar una medicación. Sin embargo, el sistema Soprano recuerda primero al usuario que debe hacerlo y sólo avisa a otra persona si los avisos se ignoran repetidamente o si otros sensores indican que existe un problema más grave», explica Avatangelou. «El modo y el momento en que aparecen estos avisos se puede configurar para cada usuario en función de sus necesidades y del entorno específico.» En pruebas realizadas en el laboratorio y en hogares, realizadas en España, Países Bajos y Reino Unido con más de trescientos participantes, los usuarios finales valoraron de forma especialmente positiva las aplicaciones que les ayudaban a recordar cosas como tomar sus medicamentos, apagar el horno o cerrar las ventanas antes de salir. También les gustó la sensación de mayor seguridad y protección que aporta el sistema, ya que con él saben que recibirán ayuda en caso de accidente o de caída, pero sin tener la sensación de que se controlan todos sus movimientos. Tal como destaca Bas Googsen, de Stichting Smart Homes, un socio neerlandés del proyecto: «La gente que necesita esta tecnología no debe adaptar su vida a la tecnología, sino que somos nosotros quienes debemos adaptar la tecnología a sus estilos de vida, con el fin de que puedan vivir como desean con la ayuda de la tecnología.» Aunque el sistema Soprano todavía es un prototipo, la arquitectura abierta y programas de conectividad se han puesto a disposición del público mediante una licencia de código abierto y se está trabajando en la difusión de los hallazgos del proyecto sobre el diseño óptimo de sistemas AAL para personas mayores entre los investigadores que trabajan en este campo. «Se ha manifestado mucho interés por nuestro trabajo y actualmente buscamos fuentes de financiación para continuar la investigación», explica Avatangelou. «Teniendo en cuenta cómo envejece la población europea, en los próximos años cada vez habrá más personas que se puedan beneficiar de esta tecnología, pero el principal desafío es determinar cómo pagarla y quién la va a pagar.» La investigación realizada por el proyecto Soprano fue posible gracias a financiación concedida por el Sexto Programa Marco (6PM) de la Unión Europea. Enlaces útiles: - proyecto Soprano - registro de datos del proyecto Soprano en CORDIS Artículos relacionados: - SMILING ofrece una vida más satisfactoria - La innovación y la tercera edad: una cuestión prioritaria para Europa - Un dispositivo médico supervisa a pacientes que precisan ayuda - Un proyecto comunitario proporciona a la tercera edad los medios para vivir de forma independiente - Eurodiputados afirman que las nuevas TIC deben respetar la dignidad de las personas mayores